Evaristo Torres Olivas
viernes, 13 de septiembre de 2019
Los antecedentes que nos preceden
“Viendo los antecedentes que nos preceden y la historia de
nuestro país, vemos…” Así empieza la contestación a una pregunta que le hacen a
la consejera socialista Mayte Pérez en una entrevista en Diario de Teruel del
pasado día 9 de septiembre. Viendo vemos
y los antecedentes que nos preceden. Lo raro sería que viendo oigamos y que los
antecedentes estuvieran por venir. La entrevista, dos páginas completas del
periódico, es un ejemplo más del discurso vacío de muchos políticos. “Estamos
avanzando. Pensar en Aragón. Vamos a ver si el Fite puede funcionar mejor.
Vamos a ver si podemos hacer una reflexión. Identificar cuatro o cinco acciones
que sean relevantes. El Gobierno aragonés está trabajando desde el momento
cero”, son otras de las afirmaciones de la señora Pérez en esa entrevista. Ningún dato, cuatro vaguedades, ninguna fecha,
nada que pueda medirse, los cuatro comodines que se utilizan para todo y por
todos los partidos, legislatura tras legislatura: Dinópolis, los hospitales, el
museo de la Batalla de Teruel y el jamón. Lo que, según desafortunada metáfora
de la consejera Pérez “conforma un paraguas que ya empezó a dibujarse en la
pasada legislatura”. ¡Un paraguas que se dibuja! Durante las más de dos décadas
que trabajé en los departamentos de personal de varias empresas
multinacionales, los salarios de los directivos se fijaban de acuerdo con la
evaluación del desempeño. A principio de año, cada directivo, de acuerdo con su
jefe, debía formular una lista de objetivos a cumplir. Los objetivos debían ser
pertinentes al puesto de trabajo, alcanzables y medibles. No servían como
objetivos “estamos avanzando, vamos a ver si podemos hacer una reflexión o
vamos a trabajar desde el minuto cero”. Objetivos eran aumentar las ventas en
un 5%, reducir los plazos de entrega en una semana, mejorar siete puntos la
satisfacción de los empleados en la encuesta de clima laboral o inaugurar el
nuevo taller antes de septiembre de este año. Para alcanzarlos se necesitaban
personas especializadas con una sólida formación y experiencia en su ámbito de
responsabilidad. Todo lo contrario del perfil de la señora Pérez, que lo mismo
sirve para directora general de Vivienda, alcaldesa de Teruel, consejera de
Educación o de Presidencia. Y con un salario de 68.735,88 euros al año. Sin
contar dietas, coches oficiales y otras mamandurrias, gangas y sinecuras que le
pagamos los ciudadanos. Con gente así, la empresa Aragón está abocada al
fracaso.
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Sin pelos en la lengua
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