La comida mexicana
llega a todas partes y no hay muro que la contenga. La comida árabe gira por
todo el mundo y nadie piensa en detenerla. Occidente está lleno de comida china
y todo el mundo la entiende. Y no existe nada para ver a España unida como una
paella y una Coca-Cola. Por eso no importa si la milanesa no nació en Milán, o la
hamburguesa en Hamburgo. Porque son como Coca-Cola, de todos y para todos.
Cuando el mundo decide con la cabeza, separa. Cuando el mundo decide con el
estómago, se junta. Es hora de juntarnos a comer. Sea cual sea tu comida, es
más rica con Coca-Cola.
El primer párrafo de esta columna lo pronuncia una voz de fondo en el vídeo promocional
de Violenta Barba, candidata de Podemos Equo al Ayuntamiento de Zaragoza. El siguiente párrafo corresponde, como es obvio, a un anuncio de Coca-Cola.
Lo que se pretende resaltar con estos ejemplos es que la política y la
publicidad utilizan la misma charlatanería descarada (bullshit, chorradas, chuminadas)
para vendernos la moto, la pomada o el crecepelo. Las características del producto que se vende
es lo de menos. Lo importante es utilizar palabras vacías. Con ligeras
modificaciones, el primer texto podría servir para vender el refresco y el del
refresco para vender a la candidata de Podemos. Sí se puede, claro que se puede…engañar.
Evaristo Torres Olivas
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