Todos los Primero de Mayo se
recuerda en los Pozos de Caudé a los asesinados durante la Guerra Civil. En un
ambiente festivo, en el que junto a descendientes de las víctimas se reúnen
representantes de los partidos, sindicatos y ciudadanos como yo que no tenemos
a ningún familiar asesinado y no representamos a ningún partido. Canciones,
jotas, lectura de poesías, de mejor o peor calidad, pero siempre cargadas de
buenas intenciones y mucha emoción. También se leen discursos de representantes
de los partidos y sindicatos con los que se puede estar de acuerdo o no, pero
que representan las diversas opiniones y el ejercicio de la libertad de
expresión. Cuando intervino un representante de CNT e hizo algunas críticas al
PSOE, los afiliados y representantes de ese partido, entre los que estaban el delegado
del Gobierno de Aragón, Antonio Arrufat, la consejera Mayte Pérez, la
presidenta de la Comarca de Teruel, Ana Cristina Lahoz y el recién elegido
diputado, Herminio Sancho, en lugar de esperar a que terminara y replicarle,
comenzaron a abuchear con el único propósito de impedirle hablar. Lamentable
espectáculo. Deberían haber imitado a Jaurés Sánchez, un hombre de más de
noventa años, hijo del alcalde socialista Ángel Sánchez Batea, asesinado por el
régimen franquista (también asesinaron a su madre y a su hermana). Jaurés dio
un ejemplo: se levantó, visiblemente
nervioso y enfadado, se acercó al micrófono y dijo educadamente lo que pensaba
de su querido PSOE. Lo que no tiene justificación es la bronca y la trifulca de
algunos dirigentes socialistas (que por cierto solo acuden a los Pozos de Caudé
cuando ocupan un cargo, como si la explanada con la bandera republicana fuera un
photocall). Actitud más cercana a los
forofos y hooligans del deporte y de
algunos conciertos que a unos representantes de un partido democrático. Tal vez
la reciente victoria en las elecciones del pasado día 28 les haya dado alas
para comportarse con esa intolerancia. La soberbia de los que no saben ganar. A
quien sí se le podía haber abucheado, si todos fueran como ellos, es al
diputado socialista Herminio Sancho –que no es un dechado para la oratoria— que con mucha torpeza, en mi opinión, se
dedicó a hacer propaganda de su partido. Los suyos le aplaudieron y el resto,
entre los que estaban los militantes de la CNT, permanecieron en silencio. Yo
tampoco le aplaudí. Ni le abucheé.
Evaristo Torres Olivas
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