Evaristo Torres
Olivas
miércoles, 9 de enero de 2019
Los temporeros de la política
El periodista y
escritor Juan Antonio Molina contaba en un reciente artículo las confidencias
que un cercano a Susana Díaz le hacía a un conocido columnista: "No se
piensa ir, entre otras cosas porque no puede irse a ningún sitio: es carne de
aparato desde que hizo la primera comunión y no sabe ni poner una
bombilla". Y efectivamente, fuera de la política, doña Susana
no ha hecho nada. La política como medio de vida. El partido como centro de
formación. ¿Y qué se aprende en el
partido? La intriga, la manipulación, el quítate tú para ponerme yo y
ocupar espacios de poder. Se aprende postureo delante del photocall y a no decir nada en muchas palabras. Se
aprende a insultar, a hacer promesas que no se cumplen y a que no se te ponga
la cara colorada cuando te lo recuerdan. En el partido se adquieren
competencias que te permiten confundir el bien común con el beneficio propio.
Te enseñan a inventar y difundir noticias falsas para conseguir votos. Pero ni
Salamanca ni el partido prestan lo que no da natura, por lo que si hace falta
falsifican el currículum y obtienen, de universidades controladas por el
partido, másteres sin dar palo al agua y sin asistir a clase. Muchos proclaman que
están en la política de paso, temporalmente, y efectivamente, entran cuando son
muy jóvenes y se van cuando dan el paso a la jubilación o pasan a mejor vida. ¿Quieren
conocer algunos temporeros de la política turolense? Aquí van cuatro: Manuel
Blasco, Carmen Pobo, Vicente Guillén, Mayte Pérez. Dos hombres y dos mujeres, por
lo de la paridad; de la derecha y de la autodenominada izquierda. El país puede
ir bien o mal, puede haber crisis o no, pueden ganar las elecciones unos u
otros, pero a ellos siempre les va bien. No conocen el paro, nunca les falta
dinero para llegar a fin de mes, si no son alcaldes son diputados, presidentes
de diputación, consejeros, senadores, porque en política se puede ser de todo
sin tener experiencia en nada, sin saber idiomas, sin que nadie te exija tener
conocimientos de informática a nivel usuario ni quién descubrió la penicilina.
Exigen menos para dirigir la Diputación de Teruel con un presupuesto de 60
millones de euros que para ser auxiliar administrativo de una granja de
caracoles. Así nos va.
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Sin pelos en la lengua
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1 comentario:
El artículo tiene parte de razón.
Ahora bien, no en todas, pero sí en muchas empresas, parte de los cargos directivos sí tienen idiomas, carreras del ramo y másteres a cascoporro... y no por eso se hacen las cosas mejor.
Porque para hacer las cosas bien, es decir, de forma que beneficien a la mayoría pobre y trabajadora, sin joder animales gratuitamente ni reventar el medio ambiente como idiotas... se precisa algo mucho más importante: querer.
Cuando se es clase dominante (en el grado que sea), preparada o no, económica, política o cualquiera que sea su ramo... misteriosamente, todas las mujeres y hombres que componen estos estratos y sectores de las clases opresoras... ¡fíjate!, ¡qué casualidad!, ¡qué curiosa circunstancia!... que a ninguna de estas personas le preocupa una mierda el bienestar de las pocas o muchas personas que dependen de sus decisiones.
¿Aprendemos o lo obviamos?
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