“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 23 de enero de 2019

Da lo mismo ocho que ochenta mil

Pablo Echenique no está en la lista de mis políticos favoritos. Quienes me siguen en este blog lo habrán podido comprobar. El único mérito que le reconozco es su habilidad para trepar dentro de Podemos sin destacar en nada. El único dentro del partido que le puede igualar en esa faceta es Ramón Espinar. Políticos mediocres que han conseguido medrar a base de adular al líder, Pablo Iglesias, hasta extremos que producen sonrojo y vergüenza ajena. Pero hoy voy a defender a Echenique. Ayer aparecían dos noticias en todos los periódicos. La primera, que una juez ratifica la sanción de 1000 euros a Echenique por la contratación irregular de un asistente. La segunda, que el futbolista Cristiano Ronaldo ha sido condenado a 23 meses deprisión y una multa de 19 millones de euros por fraude a Hacienda. Si bien ambos delitos son condenables, no es lo mismo 19 millones de euros que mil euros. Una sanción es 19000 veces mayor que la otra. Sin embargo, con Echenique se han cebado todos los partidos para pedir la dimisión y con Cristiano Ronaldo apenas ha habido reacciones. Incluso se comenta que en su comparecencia, en la puerta del juzgado,  ha firmado autógrafos. Pero el caso de Ronaldo no es el único. Sucedió lo mismo con Messi o con otros futbolistas defraudadores. En lugar de vulgares delincuentes, se les presenta como héroes, y no faltan los elogios como que son “genios”, que “marcan la diferencia”, verlos es “como tener un orgasmo”, “quizás no sean humanos” y mil estupideces más. Poner al mismo nivel a quien roba un bocadillo que a los que roban millones, equiparar a quien omite incluir en su declaración de Hacienda un ingreso de dos mil euros con quien crea una estructura societaria para ocultar al fisco rentas de más de 43 millones de euros es injusto y no admite ninguna justificación. Además, estos futbolistas defraudadores son los que después se hacen propaganda regalando juguetes a los niños enfermos o aportando cuatro euros a causas benéficas. Con que pagaran los impuestos que les corresponden sería suficiente, pero la avaricia humana no tiene límites.
Evaristo Torres Olivas

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