Ya era hora de que alguien se atreviera a decirlo alto y
claro: el árbol de Navidad es una tradición muy española y hay que defenderla.
Lo ha dicho uno de esos españoles orgullosos de serlo y campeón mundial de escupir huesos de oliva: Teodoro García Egea, secretario general del Partido
Popular. Para no dejarme nada, lo cito textualmente: “Nosotros celebramos la Navidad, ponemos el Belén, ponemos el árbol,
celebramos nuestras tradiciones…] ¡Y al que no le guste que se aguante! ¡Porque nosotros somos españoles y celebramos
la Navidad y la Semana Santa. Y nos sentimos orgullosos de nuestros
agricultores! ¡Y defendemos la caza! ¡Y al que quiera ir a los toros que vaya y
al que no le guste que no vaya! ¡Ya está bien!” Más claro, imposible.
Yo creo que se ha quedado corto, seguramente para no aburrir al auditorio con
una larga lista de nuestras tradiciones. Porque además del árbol, otras
tradiciones muy nuestras son la figura de Papá Noel, Halloween, el Black Friday
(Blas Fraile, para la madre de una amiga) y el amigo invisible. Y junto a la
caza y los toros, también hay que defender el tirar las cabras por los
campanarios y ahorcar a los perros que ya no sirven para cazar. Y si es cierto
que nos sentimos orgullosos de nuestros agricultores, no lo es menos que
también lo estamos de otros dos centenares de profesiones que van desde la a de
alicatador a la zeta de zoólogo, y especialmente de aquellas como muñequero o
niñera que contienen la eñe, una letra muy española y mucho española, que diría
un egregio miembro del partido de don Teodoro. Tampoco hay que olvidar una de
nuestras más queridas tradiciones: meter la mano en la caja, dar gürtelazos y
correazos y romper discos duros a
martillazos; ni la muy noble tradición del nepotismo y del amiguismo, esa que
permite colocar al pariente o al amigo en empleos pagados con el dinero de
todos y regalarles másteres. ¡Viva Teodoro García Egea! ¡Arriba España!
Evaristo Torres Olivas
Teodoro preparado para el lanzamiento
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