“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 13 de diciembre de 2018

Los eventos consuetudinarios

Leo en Heraldo de Aragón que los partidos, con alguna excepción, ya han designado a sus aspirantes a la presidencia de Aragón en las próximas elecciones: Javier Lambán, Arturo Aliaga, José Luis Soro, Luis María Beamonte y Maru Díaz. A unos los han elegido en unas primarias y a otros a dedo, lo que tampoco supone una gran diferencia si consideramos cómo se celebran las primarias. En primer lugar, llama la atención que solo haya una mujer. También hace pensar que la política es un chollo: todos los hombres que aspiran a presidir Aragón llevan muchos años viviendo de la política sin que hayan pensado en volver a sus profesiones u oficios anteriores. Debe de ser duro volver al anonimato después de aparecer diariamente en los periódicos, radios, televisiones, en las llamadas redes sociales y que te lleven en coche a todas partes. Y también, en la mayoría de los casos, volver a cobrar un salario muy inferior al que perciben como políticos. Me llama también la atención que para presidir un gobierno no se requieran especiales conocimientos ni experiencia. Mucho menos que para ser presidente, jefe de departamento o incluso técnico de una empresa. Y sin embargo, las responsabilidades, los presupuestos que se manejan y las decisiones que se toman en un gobierno son mayores. Sería imposible, por ejemplo, que Maru Díaz pudiera participar en una selección para dirigir una empresa. Se la podría tener en cuenta, por su formación universitaria, pero sin experiencia, para ocupar un puesto de ayudante y poco a poco ascender, como hacen la mayoría de los jóvenes con talento que empiezan a trabajar. Lo primero que habría que enseñarle, en un taller de escritura o en un curso de comunicación, es que la sencillez en la expresión, y más en un partido que se las da de estar con la gente trabajadora, con los de abajo, debería ser la norma. En su biografía, en la página web de Podemos, la señora Díaz recurre a un lenguaje barroco, pedante, retorcido, ampuloso. Escribe frases como estas: “La nueva praxis política de los acontecimientos que se sucedieron me llevó a explorar esos espacios”. Tal vez debería leer a Machado y evitar expresiones del tipo “eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”. El Juan de Mairena sería un buen regalo de Reyes para la señora Díaz.
Evaristo Torres Olivas

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