Evaristo Torres Olivas
miércoles, 19 de septiembre de 2018
Qué difícil es ser presidente
El domingo escuché la entrevista al presidente Sánchez en La
Sexta. Impecable la puesta en escena, el atrezo, el vestuario, el peinado y la
dentadura del presidente. Cuadros de Tàpies en las paredes, ventanales abiertos
a un frondoso jardín, alfombra, mesa, lámpara, sofás y butacas, todo de un
blanco impoluto para hacer resaltar los elegantes trajes oscuros de Sánchez y
la entrevistadora, Ana Pastor. Buena vocalización del presidente, sosegado, sin
gritar ni intimidar. Bonito, que diría Pau Donés, cantante de Jarabe de Palo.
Pero ahí acaba la belleza. Todo lo demás, las respuestas a las preguntas, los
razonamientos y las opiniones de Pedro Sánchez retratan a un político mediocre,
mentiroso, cínico, engreído. La sensación que tuve al escucharle es que un
político puede decir una cosa y su contraria, engañar y reírse de los
ciudadanos porque la política, piensa, es algo muy complejo y hay cosas mucho
más importantes que un presidente como él debe hacer antes que preocuparse por
las promesas hechas a los ciudadanos. Dijo varias veces que el papel de un
presidente y de un gobierno consiste en analizar, elegir entre varias opciones
y priorizar. Con eso justificó la venta de bombas “inteligentes” a Arabia Saudí,
un país gobernado por déspotas. Mi abuelo me enseñó muy bien, con una pregunta,
en qué consiste el análisis de problemas, las prioridades y la toma de
decisiones: Si tu casa se quemara, tu mujer con un fraile y en tu culo un
avispero, ¿adónde acudirías primero? A Sánchez esa misma pregunta se la debió
de hacer su abuelo porque entre la defensa de los derechos humanos, las
relaciones con un gobierno absolutista y los puestos de trabajo en los
astilleros de Cádiz, ha optado por salvar su culo y que le den por el idem a los derechos humanos. Y con unos
argumentos tan razonables como estos: “La responsabilidad que tiene este
Gobierno llega hasta nuestras fronteras. Lo que puedan
hacer terceros países no es responsabilidad de este Gobierno”.
Efectivamente, lo más probable es que las bombas las utilicen para dar el
bombazo de salida en las carreras de caballos, deporte, o lo que sea, al que
son muy aficionados los árabes.
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Sin pelos en la lengua
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1 comentario:
Muy bueno Evaristo! La comparación con lo que te decía tu abuelo es genial.
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