“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 13 de agosto de 2018

La verdad y la apariencia de verdad

Begoña Gómez, la esposa del presidente Pedro Sánchez,  no debería haber aceptado el puesto en el Instituto de Empresa. No por no estar preparada, que según he leído sí lo está y sobradamente. No por ser ilegal, que no lo es. Simplemente por un mal cálculo de los tiempos. Los tiempos en política son muy importantes. Y la pareja Sánchez-Gómez ha calculado mal, muy mal. Los políticos, en general, y los presidentes del Gobierno, en particular, gozan de unos privilegios que no tenemos el resto de los ciudadanos: una casa espléndida con todos los gastos pagados, un salario vitalicio que asegura su futuro, un reconocimiento que les permite viajar por el mundo a dictar conferencias cobrando una pasta gansa, y muchos más. A cambio, cosas que en otros no se cuestionarían, en el caso de los políticos, en general, y de los presidentes, en particular, adquieren mucha importancia. Cuando un presidente o una presidenta acceden al cargo, todo su entorno familiar es observado con lupa. Especialmente todo lo relacionado con el ámbito laboral. Cuando el presidente o la presidenta acceden al cargo, el consorte o la consorte deberían ir ya ascendidos. En el caso de Begoña Gómez, la secuencia de acontecimientos, los tiempos, el orden de los factores,  están equivocados: Sánchez accede al cargo en junio y su esposa accede al nuevo puesto en agosto. Si la señora Gómez lo hubiera ocupado en junio y Sánchez, en agosto, la presidencia, nadie, o muy pocos,  lo habrían cuestionado. Pero así, tal como se han producido, parece que el nombramiento de don Pedro es la causa del ascenso de doña Begoña, aunque no sea cierto, de la misma manera que tampoco es cierto que el canto del gallo sea la causa del amanecer. Pero en política, los tiempos, los gestos y las apariencias son tan importantes o más que los hechos. Más que la verdad, lo importante es lo que la gente crea que es verdad, aunque sea mentira. Y mucha gente puede creer, en este caso, como en otros, que el puesto del o de la consorte no ha sido obtenido por valía, experiencia y méritos sino por ser vos quien sois. Y es que arrastramos un largo historial de picaresca, corrupción y nepotismo. Y no nos fiamos. Muchas veces, con razón.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

ABOGADO dijo...

Enhorabuena Evaristo, también has inventado una nueva palabra: PRESIDENTA. Saludos