Evaristo Torres Olivas
viernes, 20 de julio de 2018
Las imágenes y las palabras
Si afirmo que es una verdad como un templo sostener que una imagen dice más que mil palabras,
pensarán que, a falta de imaginación, recurro a frases hechas que de tan
manidas nada significan. Pero tal vez cambien de opinión después de contemplar
la imagen de la cuenta de Twitter de Pablo Echenique. En ella se ve a la
multitud que agita banderas de todo tipo y aclama al líder que les habla desde
la altura de una enorme plataforma circular. El líder, claro, no es otro que
Pablo Echenique. Comparen esa imagen con cualquiera de las que aparecen en las películas de romanos y verán que son idénticas. Se diferencian en la tecnología
y en las palabras para nombrar lo mismo. Las bigas, trigas y cuadrigas ahora se
llaman coche con más o menos caballos de potencia; la chusma, el populacho y la
plebe ahora son la gente y los de abajo; el emperador, el cónsul y el general reciben
el nombre de secretario general, el compañero Pablo o la compañera Irene. Llama
la atención que quien ha colgado esa foto es el propio Echenique y eso indica
varias cosas: por una parte, que tiene un ego enorme y que viéndose ahí, por
encima de la muchedumbre que lo jalea, le deben de entrar ganas de invadir
Polonia, sin necesidad siquiera de escuchar la música de Wagner; por otra, que
la imagen no cuadra con las proclamas de Podemos: que es una organización coral
y abierta, en la que nadie es más que nadie ni tampoco menos. Pero en lugar de
poner en su cuenta de Twitter una imagen de la multitud entre la que él no se
distingue, se ha asegurado de colocar una en la que quede clara la separación
de los de abajo, todos revueltos e indiferenciados y él, el de arriba, subido
en su caballo/atalaya, como un general, un caudillo o un comandante en jefe que
se dirige a la tropa para llenarle la cabeza con falsas promesas, hablarle de
un mañana en el que los perros se aten con longaniza, los panes y los peces se
multipliquen indefinidamente, un mañana en el que todos seamos hermanos, no
haya ni tuyo ni mío. Porque la vida es sueño y los sueños, sueños son. Espero
haberles convencido de que una imagen dice más que mil palabras. Una verdad
como un templo.
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Sin pelos en la lengua
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