“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 7 de junio de 2018

Tengo una duda

Tengo una duda: no sé si el ejercicio de la política degrada a las personas o si a la política acceden los peores, pero duele comprobar a qué grado de abyección llegan muchos políticos. Javier Lambán, por ejemplo. Como bien recordaba Javier Lizaga en su columna del pasado día 6, cuando hace un año vino Pedro Sánchez a Teruel ningún cargo oficial lo recibió y ni siquiera pisó la sede del partido. En Zaragoza, con excepción de Susana Sumelzo, tampoco le hicieron mucho aprecio. Lambán prefería avergonzar  a los aragoneses adulando a la virgen Susana Díaz,  a quien “los dioses del socialismo y de la política cubren con un manto más poderoso del que la cubrían hace un año”Pero como la presidenta andaluza perdió frente a Sánchez y no se cumplió  el vaticinio de Lambán de que iba a “parar, templar y mandar”, el presidente aragonés tuvo que envainársela y pasar a adular al ahora ocupante de la Moncloa, a quien hace un año ni siquiera se dignó en recibir. Diario de Teruel del mismo día 6 recogía sus elogios: “El gabinete de Sánchez transmite confianza dentro y fuera; un buen Gobierno de acreditada solvencia; acierto pleno el nombramiento de Josep Borrell; el nombramiento del secretario de Organización, José Luis Ábalos, como ministro de Fomento otorga gran solidez al Gobierno”. Quienes hace un año eran los malos, hoy son los tocados por la varita de los “dioses del socialismo y de la política”.  Repugnante. Otro ejemplo de político incoherente es José Ramón Morro, el concejal y portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Teruel. En el rifirrafe que mantuvo con Julio Esteban del PAR en el pleno del pasado lunes, 4 del junio, no se le ocurrió otra cosa que afirmar que compartía las palabras de Vicente Guillén,  las que tildaba a los organizadores de la manifestación del 6 de mayo de “románticos y regeneracionistas” y criticaba a los que desde Zaragoza pretendían darle lecciones a él que había decidido vivir en Teruel. No se entiende que una persona como el señor Morro, aparentemente culto, nada menos que licenciado en Filosofía, según consta en su currículum, pueda incurrir en tal aberración.  ¿La política degrada a las personas o los peores se dedican a la política?

 Evaristo Torres Olivas
Ni un solo dirigente lo recibió

1 comentario:

ABOGADO dijo...

¿no has pensado que pùedan darse las dos circunstancias?