“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 26 de junio de 2018

Salvini, Trump y Orbán. El gobierno de los malos

Publicado en Heraldo de Aragón 29/06/2018
Si el progreso consiste en la mejora de la condición humana, en el perfeccionamiento moral, espiritual y material,  en la mejora de nuestras condiciones de vida mediante la reforma de nuestras estructuras sociales, políticas y económicas, tres hechos recientes demuestran que nos estamos alejando de ese ideal y de que caminamos en sentido contrario, el de la regresión.
El  ultraderechista ministro italiano de Interior, Salvini, quiere hacer un censo de los gitanos italianos, expulsar a los que no hayan nacido en Italia y lamentarse de que a los gitanos nacidos en el país “desgraciadamente te los tienes que quedar”.
Otro intolerante, Donald Trump, y su intolerante ley de “tolerancia cero” que separaba a los niños inmigrantes de sus padres. Afortunadamente, la presión social ha conseguido que se diera marcha atrás a semejante barbaridad, obra de uno de los personajes más siniestros de la política internacional.
 La tercera lumbrera, el primer ministro húngaro, Orbán, ha conseguido que se suspenda en su país el musical Billy Elliot, al que se acusa de “propagar la homosexualidad, una forma de vida desviada, y de afectar al subconsciente de los menores, justo en una edad cuando todavía se puede influir sobre sus inclinación”.
Dicen algunos que los políticos que elegimos representan lo que somos y si son xenófobos, crueles y homófobos es porque la mayoría de los ciudadanos  también los son. Otros piensan que lo que falla son los sistemas de elección de los políticos, de tal forma que quienes dirigen los gobiernos no son los mejores ni reflejan el sentir mayoritario de la ciudadanía, sino los más perversos, los peores, los que manipulan, separan, fomentan el odio y el enfrentamiento. Si bien en ambos casos el resultado es el mismo, que gobiernan los Salvini, Trump y Orbán de este mundo, el pronóstico varía de un caso a otro. En el primer caso nos encontraríamos ante una grave enfermedad social de difícil curación, de pronóstico reservado, con un desenlace peligroso. En el segundo, bastaría con modificar los sistemas, protocolos y las pautas para que los perversos dejen de infectar el cuerpo social y tengamos una sociedad sana dirigida por los más virtuosos: los que buscan el bien, la verdad, la justica y la belleza.

Evaristo Torres Olivas

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