“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 15 de junio de 2018

Pablo Echenique Robba

Todos recordamos los crueles que éramos, cuando niños, con aquellos compañeros que tenían alguna discapacidad o tenían un apellido con el que era muy fácil hacer bromas de mal gusto. Afortunadamente, conforme se va creciendo y madurando, la mayoría de nosotros dejamos de verle la gracia a ese tipo de humor zafio y chabacano. Pero todavía hay algunos que a pesar de tener carreras universitarias y doctorados no maduran nunca. Les gusta hacer rimas malsonantes con quien se llame Goya o con quien pronuncia un número terminado en cinco. Yo tuve un jefe de origen cubano que se apellidaba Foyo y en los años que estuve en la empresa, no había día en que algún graciosillo—eran casi siempre hombres—no hiciera algún comentario asqueroso. Pero esos comentarios se limitaban al ámbito privado, entre compañeros de trabajo. Mucho peor es cuando se difunden en los medios de información y en las redes sociales y quien lo hace es un personaje público. En Aragón tenemos a dos de esos personajes: Federico Jiménez Losantos y Pablo Echenique. Jimenez Losantos insulta a todo aquel que no es de su cuerda y Echenique es uno de sus insultados favoritos. Cada vez que habla de él, lo llama Echeminga Dominga. Echenique no se queda atrás. El día 14 de junio, en su cuenta de Twitter escribía que le hacía gracia que una empresa andaluza jugara con el nombre de Puigdemont, lo renombrara como Pig Demont y lo utilizara para vender “jamones y paletillas de guarrillo negro”. La imagen de la empresa es la cara de un cerdo que se parece al político catalán.   Pues a Pablo Echenique, con esa  mamarrachada afirma que  “me he reído mucho”  y añade que “el humor desde la discrepancia también es tender puentes”. Para terminar, hace una pregunta que él mismo contesta: "¿Si le hubiera puesto coleta al cerdo se enfadaría  Pablo Iglesias? Estoy seguro de que no”. Hace falta ser muy inmaduro para hablar así. O muy vengativo: tal vez Echenique se quiera desquitar de las bromas que debió soportar de niño con su segundo apellido: Robba. Afortunadamente, la  Oficina Española de Patentes y Marcas ha impedido a la empresa andaluza usar el nombre “Pig Demont”. Seguro que Jiménez Losantos le hace una propuesta al empresario para rebautizar el negocio de los derivados del cerdo.

Evaristo Torres Olivas

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