Por otra parte, la columna de doña Raquel es un cúmulo de
obviedades como que hay que diferenciar entre información y opinión, como si
eso no estuviera claro en Diario de Teruel, en el que las páginas de opinión se
incluyen en un apartado que se titula Opinión, y la sección en la que participa
la señora Fuertes, en la contraportada, se denomina La columna. Otra de sus
afirmaciones también es más que discutible: que la opinión debe ser menos
rigurosa y exhaustiva que la información. Es discutible por varias razones: una,
porque la distinción entre información y opinión no es unánime: hay autores que
sostienen que toda la información es opinión por cuanto que ante cualquier
hecho, el observador/informador elige un enfoque determinado, desde su
ideología y experiencia, seleccionando una parte de la realidad y obviando otra.
Dos informadores de un mismo suceso, por muy objetivos que quieran ser,
contarán versiones distintas. Y, por otra parte, no ser riguroso y exhaustivo
en el conocimiento de los hechos cuando se vierte una opinión conduce al
descrédito de quien opina. Ese es el motivo por el que damos más garantías a
los argumentos del científico que nos dice que la tierra es redonda que al cantamañanas
que opina que es plana; nos creemos más las opiniones del experto en biología
evolutiva que las del fundamentalista religioso que niega la evolución de las
especies. Y en el caso de que las opiniones de dos expertos difieran sobre un
asunto, las pensiones, por ejemplo, el informador/opinante, aunque se incline
más por una versión que por la otra, deberá reflejar que no hay unanimidad entre
los estudiosos.
Evaristo Torres Olivas
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