Evaristo Torres Olivas
domingo, 8 de julio de 2018
La solvencia técnica
Afirma el economista José Carlos
Díez que “al final Pedro Sánchez ha recuperado la esencia del PSOE: un Gobierno
de izquierdas con solvencia técnica”. Dejemos para otra ocasión las esencias de
los partidos y la división entre izquierdas y derechas y vamos a centrarnos en
la solvencia técnica de nuestros políticos. ¿Qué es eso de la solvencia técnica
y cómo se adquiere? Me voy a aventurar a
definirla: es la capacidad para hallar soluciones a los problemas y cumplir con
las obligaciones de un cargo. Para ello se necesita formación y experiencia,
pero no cualquier formación ni cualquier experiencia. Para atender a los
pacientes con problemas de visión, se ha de ser médico oftalmólogo. No sirve un
internista, ni un veterinario ni tampoco un farmacéutico. Para dirigir el
hospital en el que trabaja el oftalmólogo, no necesariamente se ha de ser
médico sino que tal vez sea preferible tener estudios relacionados con la
economía y la dirección de empresas, saber elaborar presupuestos, gestionar inversiones,
controlar y medir la eficiencia, formar equipos, saber dirigir y motivar a los
colaboradores, tener gran capacidad de comunicación oral y por escrito. Tal vez los ministros y ministras del
presidente Sánchez reúnan esa mezcla de formación y experiencia necesarias para
el correcto desempeño de sus responsabilidades. ¿Podemos decir lo mismo de
nuestros políticos turolenses? Basta analizar la solvencia técnica de muchos de
ellos para darse cuenta de que a lo largo de su dilatada trayectoria política
han ocupado puestos para los que no estaban capacitados y que no habrían pasado
ni la primera criba en un proceso de selección mínimamente riguroso. Si los
partidos eligieran a sus cargos y a los miembros de las listas con criterios
profesionales, nuestras instituciones estarían mejor dirigidas y serían más
eficientes. Es necesario buscar la adecuación entre la persona y el puesto. No
tiene mucho sentido que un puesto como el de presidente de una diputación, de
una comarca o el consejero de un gobierno sea ocupado por personas sin
capacitación y sin experiencia. Personas sin solvencia técnica.
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Sin pelos en la lengua
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