Pongamos que yo escribiera una columna sobre un equipo de mujeres, sobre la selección española de un deporte cualquiera. Pongamos que yo dijera: a la portera ni la menciono, ya le dediqué una columna por su presunta condición de golfa. Además no es ni la mitad de guapa que la portera del equipo alemán, a la que se le puede perdonar todo. Seguramente, y con toda razón, me podrían llamar machista y energúmeno. Pues eso es lo que hace Raquel Fuertes en su columna, Como si nada, publicada hoy en Diario de Teruel. Llama “presunto putero” al portero de la selección española y afirma “que no es ni la mitad de guapo que el del Liverpool, al que se le puede perdonar todo”. Lo menos que se puede decir es que doña Raquel no ha estado muy afortunada. El único atenuante que se le podría encontrar es que las mujeres reciben a diario tantos comentarios despectivos por parte de los hombres que aunque ellas suelten alguno de vez en cuando, tampoco pasa nada. De acuerdo, pero no es menos cierto que los y las periodistas y cualquiera que tenga un altavoz privilegiado para llegar a miles de personas deberían evitar este tipo de lenguaje.
En la misma columna, tampoco ha
estado muy acertada la señora Fuertes en su diagnóstico sobre el sistema de
pensiones. Hace afirmaciones sin ningún conocimiento de causa, gratuitas.
Hablar por hablar. Que si el sistema es “inviable”, que si está diseñado para
“cobrar pensión unos diez años”, que si “no es posible financiarlo”, que si los
que prometen la revalorización de las pensiones son unos “populistas e
irresponsables”. Solo le falta añadir, como quieren el PP y los bancos, que la
gente se pague unos planes de pensiones privados. Una solución realista, nada
populista y muy responsable que quizás se le ocurra a Raquel Fuertes consistiría
en dejar de pagar cuando se rebasen los diez años de percepción de la pensión
para que la gente se vaya muriendo poco a poco por falta de recursos. Yo le
sugeriría que antes de hacer unas afirmaciones tan contundentes se documentara
un poco más, obligación, por otra parte, de todo periodista.
En algo sí coincido con doña
Raquel: en que tampoco conozco el nombre de muchos jugadores de la selección y
que con el ¡a por ellos! intentamos olvidar todo lo demás. Como si nada pasara.
Evaristo Torres Olivas
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