“Huir del victimismo y
apelar al optimismo, porque Teruel es una tierra de oportunidades. Y se lo dice
un turolense que ha decidido vivir en Teruel y que además ha decidido vivir en
un pueblo de Teruel. A veces ve uno como en las manifestaciones van los
turolenses que se han venido a Zaragoza y desde el asfalto de Zaragoza nos dan
lecciones a los que hemos decidido vivir en Teruel. Yo se les agradezco mucho
pero yo he decidido vivir en Teruel, invertir en Teruel…” Lo que antecede en un extracto de las
palabras de Vicente Guillén, consejero y portavoz del Gobierno de Aragón, en su
comparecencia para valorar la manifestación del pasado día 6 de mayo. Que cada
uno les ponga el adjetivo que prefiera. Yo les pongo el de infames. Nadie
abandona su pueblo o su ciudad por capricho, por irresponsabilidad, “por impulso aventurero”, como decía una
secretaria general del PP, o “por movilidad exterior” como añadió su jefa, la
ministra. La gran mayoría de los que se van de la tierra que los vio nacer es
por pura necesidad. Le puedo asegurar que nadie se va de Teruel si cobra 71 000
euros al año. Nadie se va de Teruel si por el hecho de ser senador o diputado,
además del sueldo recibe una cantidad por alojamiento que duplica el salario de
muchas personas. Nadie reclama un tren de calidad para sus desplazamientos si
un chófer trajeado lo lleva a todas partes en coche oficial sin pagar un euro. Y
en cuanto a invertir en la tierra, muchos de los que la dejaron le podrían dar
no una sino cien lecciones a Vicente Guillén: los que emigraron por necesidad,
en lugar de invertir sus ahorros en el país que los acogía, los enviaban al
Banco de Aragón, primero, y al Central después, cuando absorbió al banco
aragonés. También invertían en comprarse casas o en restaurar las que tenían,
adquirir algunas tierras, con la esperanza de poder volver algún día a su
pueblo. Muchos nunca lo consiguieron. Yo
estoy seguro de que mis padres y mis tíos, unos enterrados en España y otros en
Canadá, se habrán revuelto en sus tumbas y se habrían sentido tan indignados
como yo al comprobar que sus ahorros y sus esfuerzos han servido para pagar el
salario de políticos como el señor Guillén que se dedica a insultarnos.
Evaristo Torres Olivas
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