“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 25 de mayo de 2018

Echenique y la selección de personal

No a la gestión pública, dicen algunos, menos Estado y más iniciativa privada, añaden. Menos privatizaciones y más gestión pública, contestan otros, lo privado solo busca el beneficio de algunos en detrimento del interés general, remachan. Para los primeros, los funcionarios son vagos e ineficientes. Unos parásitos. Para los segundos, las empresas privadas exprimen al trabajador y destrozan el medio natural. Lo que no impide que muchos políticos de los que creen que lo público es malo sean funcionarios y que también otros tantos políticos de los que piensan que lo privado es pernicioso acepten puestos bien remunerados en empresas privadas. Hay también otro grupo de políticos que ayer eran neoliberales radicales y hoy son radicales de Podemos. Pablo Echenique, por ejemplo. Él argumenta que debido a que los medios de comunicación están en manos de los poderosos y a que él era una persona que solo leía cosas de física y de ciencia ficción, fue la víctima ideal para ser abducido por los malos. Pero la lectura le abrió los ojos y le hizo ver la realidad, añade. Su teoría, expresada por un científico como él, no es muy científica que digamos. Si fuera cierto lo que dice, otros personajes, Federico Jiménez Losantos, por ejemplo, no habrían recorrido el camino inverso: de ser un comunista en su juventud, hoy las muchas lecturas parecen que le han hecho ver la realidad—distinta a la de Echenique— y se ha convertido en un furibundo liberal. Me da a mí la sensación que lo que mueve a Echenique es el interés personal: de Ciudadanos pasó a Podemos, pero al sector crítico, el que se enfrentó a Iglesias. Cuando perdió, se unió a los ganadores y hoy es el álter ego de Pablo Iglesias. Veamos un ejemplo de la veleidad de su pensamiento. Hace unos días, Ciudadanos anunció que iba a seleccionar a sus futuros cargos  públicos con criterios de empresa privada. A mí— he trabajado en Recursos Humanos durante 24 años— me parece una excelente iniciativa. Pero al señor Echenique lo único que se le ha ocurrido es escribir esto en Twitter: “Hola, qué tal. Es por el puesto de diputada de Ciudadanos, ¿verdad? Pues mira, en la nómina ponemos 6h de jornada, pero harás 12h y eso ya te lo abonamos de otra manera. Por cierto, ¿planeas quedarte embarazada? ¿Qué cuáles son los principios de la empresa? Jaja, me parto". Con esta respuesta, el señor Echenique confirma que él fue elegido a dedo y que si hubiera intervenido un experto en selección de personal nunca lo habría recomendado para el puesto que ocupa.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo más importante de los diferentes temas tocados en el artículo es que la "democracia" de las urnas y los parlamentos existe porque se dieron cuenta de que el voto se puede dirigir. Pensaron: "si somos nosotros quienes hacemos llegar al cerebro de la población, desde su nacimiento hasta su muerte, lo que tomarán como "información"; si somos nosotros quienes vamos a marcarles lo que está bien y lo que está mal en todos los ámbitos de sus vidas... no hace falta que mantengamos regímenes tan autoritarios y, sobre todo, podemos conseguir que nuestros esclavos piensen que no lo son..." con todas las ventajas que eso les comporta.

Lo que le ha faltado explicar a Echenique es que, a la gente de abajo, aunque vote a partidos diferentes a los que él menciona o incluso aunque no voten pero la mayoría de la gente sí lo haga... tampoco les va a ir bien precisamente.

Quizá lo único que nos quede sea asumir que la política de lo común que queremos que se haga debemos hacerla cada una de nosotras y nosotros en nuestra vida privada y en asociación con otras personas. Es decir, cada persona es su único agente político válido. Lo que quiera, que lo vaya haciendo e implementando... o que desarrolle estrategias para conseguirlo.

Hasta que no cunda esto... miedo da lo que nos va a caer encima.