“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 29 de mayo de 2018

El mierda y el mafioso

El enfrentamiento entre dos concejales del Ayuntamiento de Zaragoza ha alcanzado hace unos días las más altas cotas de miseria, plagiando a Marx, Groucho. Un elevado nivel intelectual entre el concejal Pablo Híjar, de Zaragoza en Común y el socialista Roberto Fernández. El primero reconoce haber llamado mafioso al segundo y éste le ha dicho al de ZeC que “es usted un mierda”; eso sí, se ha dirigido a él con el usted, con mucha educación, y no con el tuteo,  quió o co. Lástima que lo haya rematado con una mierda. ¡Vaya cagada! Pero ha querido rectificar, como hacen los caballeros, y le ha tildado cariñosamente de “individuo infecto”. No sé por qué, cosas que pasan, ese amable cruce de palabras entre dos representantes de los ciudadanos me ha recordado la bonita canción de Paquita la del Barrio esa que dirige a un ser querido y que empieza con estas hermosas flores: “Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, infrahumano,  espectro del infierno, maldita sabandija,  cuánto daño me has hecho, alimaña, culebra ponzoñosa, desecho de la vida, te odio y te desprecio”. Se nota que los dos ediles tienen una especial sensibilidad y que han bebido de las fuentes de la poesía popular. O incluso me atrevería a decir que se han inspirado en las pullas entre Quevedo y Góngora, porque se nota a la legua que tienen estudios. Si tuviera que poner algún pero a la representación, sería que no han elegido bien el escenario. En vez de un sitio solemne como el Ayuntamiento, habría estado mucho mejor que esas lindas palabras se las hubieran cruzado en una taberna o en algún garito clandestino de boxeo. Y que se hubieran liado a garrotazos para rendir homenaje a nuestro paisano Goya. Eso sí, con garrotes de gomaespuma, como en el teatro de guiñol, para que los mamporros no les dejaran para el arrastre. Seguro que algún artista imaginativo ya estará pensando en un espectáculo de títeres protagonizado por El Mierda y El Mafioso. Y quizás algún juguetero de la tierra, Imaginarium, por ejemplo,  los lance al estrellato las próximas Navidades y se conviertan en el juguete más vendido en Aragón.

Evaristo Torres Olivas

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