“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 7 de marzo de 2018

Mentir a sabiendas (1)

Dicen que los buenos periodistas han de ser objetivos. Objetivo en el sentido de desapasionado, objetivo en el sentido de independiente en la forma de sentir y de pensar. Y eso es imposible. Cada periodista, como cualquier otro ciudadano, es hombre o mujer, tiene su ideología, una formación, una edad y una experiencia que le hacen ver las cosas de una manera determinada, poner el foco de atención en algo diferente a los demás. En una guerra, hay periodistas que querrán contarnos lo que sucede en el campo de batalla, el avance de las tropas, las bajas en cada bando, y otros que prefieren contarnos qué pasa en los hospitales, los colegios, las fábricas. Ante un edificio en llamas habrá un fotoperiodista que se centrará en el derrumbe de una construcción histórica y otro fotografiará a un niño asustado abrazado a su perro después de ser rescatado por los bomberos. Esa subjetividad, inevitable por otro lado, es buena y enriquecedora. Lo que no es aceptable es la manipulación y la deshonestidad: mentir a sabiendas. Y eso es lo que hace, mentir ex profeso, Luis del Val en la columna El inocente paracetamol, publicada en Diario de Teruel el pasado 9 de febrero. Para atacar al alcalde de Zaragoza por financiar un folleto sobre las drogas, Luis del Val recurre a mentiras, omisiones e insultos inaceptables, que analizaremos detalladamente en otra columna. Yo no soy un experto en drogas—Luis del Val tampoco—y antes de emitir una opinión intento informarme. He leído el folleto varias veces y a mí, más que incitarme a consumir cualquier sustancia, me ha producido el efecto contrario debido a los peligros que entraña y que el folleto explica detalladamente. No dice nada sobre paracetamol pero sí de cocaína, cánnabis, speed, alcohol y tabaco, de drogas legales e ilegales. Y curiosamente, las legales, tabaco y alcohol, producen más daños y más muertes que todas las demás juntas y sobre eso Luis del Val no dice nada. Tampoco dice nada el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, para quien el folleto es “inadecuado”y demuestra la “frivolidad” del alcalde y concejales de Zaragoza en Común. Pero Vicente Guillén es capaz de decir que “El Quijote” es un libro inadecuado y frívolo si con ello logra mantenerse en el cargo otra legislatura más.

Evaristo Torres Olivas

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