Evaristo Torres
Olivas
lunes, 19 de febrero de 2018
Marta Sánchez y la poesía
Se ha lucido nuestra Marta Sánchez al ponerle letra al himno, al chunda chunda, al chundarata que tocan en los Juegos Olímpicos y en
los partidos de fútbol internacionales. No es que las letras de los demás
himnos sean para darles a sus autores el Nobel de Literatura, pues muchos
incitan a cortar cabezas y a derramar la sangre del maldito enemigo. Pero la de
la excantante de Olé, Olé, si bien no anima a cortar cabezas a golpe de hoz,
consigue llenarlas de bobadas incomprensibles, de lugares comunes y ñoñerías. Cada
línea es un monumento a la estupidez: “Rojo,
amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón. Como tu hija
llevaré ese honor, llenar cada rincón con tus rayos de sol”. Eso son solo dos ejemplos,
pero donde realmente lo borda es al final: “Si algún día no puedo volver, guárdame
un sitio para descansar al fin”. Vamos a ver, alma de cántaro, criatura, si no
puedes volver, ¿para qué quieres que te guarden un sitio? Eso es como pedir que
si algún día ya no puedes viajar te reserven una habitación en un hotel de Australia o
que si pierdes la visión, te regalen una máquina de hacer fotos. Sin embargo,
al ministro Zoido, a Rajoy, a Rosa Díez y a Rivera les parece muy bonita la letra de Marta
Sánchez. Se nota que son personas sensibles y que aprecian la buena poesía, especialmente cuando está dedicada
a la madre patria, a esa que nos vio nacer. La figura retórica de la
personificación—atribuir a los seres inanimados características y
cualidades propias de las personas—está bien cuando se dicen cosas sensatas,
pero para susurrarle a España “hoy te canto, para decirte cuanto orgullo
hay en mí, por eso resistí, crece mi
amor cada vez que me voy, pero no olvides que sin ti no sé vivir” es mejor
quedarse callados o desgañitarse con el lololo, o mejor aún, con lo que
cantábamos de críos: Franco, Franco, que tiene el culo blanco. Lo mejor sería
que no tuviésemos himno, pero si no hay más remedio, antes que la letra de
Marta Sánchez prefiero la del Aserejé, ja deje, dejebe tude jebere, sebiunouba
majabi an de bugui an de buididipí. Todo a ritmo de ragatanga.
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Sin pelos en la lengua
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1 comentario:
Lo de esta mujer y su letra, combinado con ese himno y esa bandera es tan horripilante y vergonzoso... que faltan las palabras.
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