“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 19 de febrero de 2018

Marta Sánchez y la poesía

Se ha lucido nuestra Marta Sánchez al ponerle letra al himno, al chunda chunda, al chundarata que tocan en los Juegos Olímpicos y en los partidos de fútbol internacionales. No es que las letras de los demás himnos sean para darles a sus autores el Nobel de Literatura, pues muchos incitan a cortar cabezas y a derramar la sangre del maldito enemigo. Pero la de la excantante de Olé, Olé, si bien no anima a cortar cabezas a golpe de hoz, consigue llenarlas de bobadas incomprensibles, de lugares comunes y ñoñerías. Cada línea es un monumento a la estupidez: “Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón y no pido perdón. Como tu hija llevaré ese honor, llenar cada rincón con tus rayos de sol”. Eso son solo dos ejemplos, pero donde realmente lo borda es al final: “Si algún día no puedo volver, guárdame un sitio para descansar al fin”. Vamos a ver, alma de cántaro, criatura, si no puedes volver, ¿para qué quieres que te guarden un sitio? Eso es como pedir que si algún día ya no puedes viajar te reserven una habitación en un hotel de Australia o que si pierdes la visión, te regalen una máquina de hacer fotos. Sin embargo, al ministro Zoido, a Rajoy, a Rosa Díez y a Rivera les parece muy bonita la letra de Marta Sánchez. Se nota que son personas sensibles y que aprecian  la buena poesía, especialmente cuando está dedicada a la madre patria, a esa que nos vio nacer. La figura retórica de la personificación—atribuir a los seres inanimados características y cualidades propias de las personas—está bien cuando se dicen cosas sensatas, pero para  susurrarle a España “hoy te canto, para decirte cuanto orgullo hay en mí, por eso resistí,  crece mi amor cada vez que me voy, pero no olvides que sin ti no sé vivir” es mejor quedarse callados o desgañitarse con el lololo, o mejor aún, con lo que cantábamos de críos: Franco, Franco, que tiene el culo blanco. Lo mejor sería que no tuviésemos himno, pero si no hay más remedio, antes que la letra de Marta Sánchez prefiero la del Aserejé, ja deje, dejebe tude jebere, sebiunouba majabi an de bugui an de buididipí. Todo a ritmo de ragatanga.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de esta mujer y su letra, combinado con ese himno y esa bandera es tan horripilante y vergonzoso... que faltan las palabras.