“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 25 de octubre de 2017

¡Al loro!

Los loros son animales que repiten una y otra vez las palabras que oyen. Algunos políticos también. Le enseñas a un loro a insultar y el loro insulta. Un político suelta un insulto y al momento un puñado de políticos lo imitan. Tanto los loros como algunos políticos no se detienen a analizar lo que dicen y si tiene o no tiene sentido. Tampoco son conscientes de que algo que se repite muchas veces cansa, resulta molesto. A un loro le enseñas a decir las palabras problemática y complejización y no se cuestiona si son correctas o no. Algunos políticos tampoco. Hace un tiempo, con todo el berenjenal de Cataluña, a alguien se le ocurrió  la expresión choque de trenes y en apenas unos días dos docenas de políticos repetían y repiten choque de trenes como loros. A Rocío Jurado se le acabó el amor de tanto usarlo. Lo mismo sucede con las expresiones que se cacarean una y otra vez: que de tanto usarlas se acaban convirtiendo en latiguillos que nada significan. Pero en los partidos políticos, basta que el jefe se invente una palabra, una expresión, para que los loros que quieren hacer méritos las bombardeen  hasta el agotamiento. Pasó con la palabra Troika, con la que nos taladraron los oídos durante muchos meses y que ahora apenas se escucha. Pasó con la palabra casta de los podemitas. Hubo un tiempo en que desde Pablo Iglesias hasta el último adscrito del pueblo más recóndito la repetían como mínimo diez veces al día. Y quien no lo hiciera tenía pocas posibilidades de progresar en el escalafón. De casta se pasó a trama y cualquier día al líder le viene a la mente otra ocurrencia y en unos días esa ocurrencia se convierte en oración, mantra o tabarra que recitan desde Echenique hasta el último apuntado al círculo de Peloteos, en la provincia de Granada. En resumen, los loros y algunos políticos se parecen mucho; y la cualidad más valorada y más útil para progresar en un partido es el gregarismo: carecer de ideas propias y seguir al pie de la letra lo que diga el que manda. Bailar el agua al caudillo. Seguir al jefe, follow the leader. Manos arriba, manos abajo, izquierda, derecha. Choque de trenes, troika, casta y trama.

Evaristo Torres Olivas

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