“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 1 de septiembre de 2017

La boda de Garzón

Publicado en el Diario de Teruel el 31 de agosto
Una boda debería ser un acontecimiento privado que solamente interesara a los que se casan, sus familiares y amigos. Y así es para la mayoría de la gente, pero no para los “famosos”. Las revistas del corazón en un principio, y ahora todas las revistas, periódicos, televisiones y redes sociales han encontrado en el chismorreo un filón inagotable.
Se ha casado el político Alberto Garzón y ha habido comentarios de todo tipo. Desde que los comunistas no deberían casarse hasta criticar que se hayan gastado más de 300 euros por menú y hayan contratado a una figura llamada wedding planner (otra chorrada más a añadir al coach y al personal shopper). Se han mezclado hechos con invenciones y mucha mala leche. El propio Garzón ha tenido que salir al paso y aclarar algunas cosas: que viste como le da la gana, que se gasta su dinero ganado honradamente como le place y que el precio del menú no ha sido de 300 euros sino de una tercera parte. Yo creo lo que dice el líder de Izquierda Unida y diputado.
  Garzón no ha hecho nada diferente a lo que hacen la mayoría de ciudadanos que se casan. En mi pueblo, sin ir más lejos, quienes contraen matrimonio, civil o religioso, hacen despedidas de soltero, encargan menús de cien euros o más y se visten con trajes que cuestan una pasta gansa y que sólo usan el día de la boda. Y algunos también recurren a la cosa esa del wedding planner.
  Viendo las fotos de la boda de Garzón, en nada se distingue de otras muchas bodas. Podría ser la boda de unos jóvenes de mi pueblo, de un torero o de una folclórica. Ella de blanco, él con traje azul, chaleco gris y corbata. Guirnalda en la cabeza ella, y ramillete en el ojal él. El disfraz establecido para los que se casan.
  Si algo se les podría reprochar es que a su boda vayan de tul elegante y de punta en blanco y acudan al parlamento descamisados, descorbatados o con camisetas de la marea verde, la blanca o de Carrefour. Porque si importante y solemne es una boda, no lo es menos la representación en un parlamento.

Evaristo Torres Olivas 

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