“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 2 de agosto de 2017

Ni sé ni sabo

Urdangarin pide su absolución al Supremo alegando que no sabe Derecho Administrativo para delinquir. Ese es el titular de varios periódicos. Don Iñaki, de profesión jugador de balonmano y licenciado en Administración y Dirección de Empresas, quiere que su otrora socio, amigo y profesor, Diego Torres,  se coma el marrón. Diego Torres, por lo visto tampoco sabe Derecho Administrativo y culpa a la Casa Real de las fechorías. Sólo falta que la Casa Real alegue que tampoco sabe Derecho Administrativo y le eche el muerto a su superior jerárquico: Dios. Porque las monarquías solo responden ante Él. Y Él sabe Derecho Administrativo por un tubo. Más que García de Enterría y los Martín-Retortillo, que fueron verdaderos maestros en la disciplina. No puede alegar ignorancia porque Él, Dios, sabe de todo y en grado sumo; es catedrático de cualquier rama del saber, desde la carcinología hasta la otorrinolaringología.   Resulta curioso el comportamiento del duque consorte: para tener casas grandes en Madrid, Barcelona, Ginebra o Washington sí tiene formación; lo mismo que para desempeñar altos cargos en Telefónica. Sabe hasta latín. Para afrontar la responsabilidad por sus desmanes alega que no sabe hacer la o ni con un canuto ni con una moneda con la cara de su suegro. Si absuelven al balonmanista por ser lego en derecho, deberían soltar a muchos miles de presos que no solamente no saben derecho sino que apenas saben leer y escribir. Ni siquiera saben que si están hambrientos y no tienen dinero, no se puede morder una barra de pan en un supermercado. Al igual que Urdangarín, los presos españoles podrían ir pasando la patata caliente hacia arriba. Al final, la estrategia infantil de decir yo no he sido,  ha sido Dieguito no era tan absurda como parece. O tal vez sea que los duques voleibolistas, con el paso de los años no solamente se convierten en ignorantes sino que regresan a los siete años de edad. A la más tierna infancia. A los tiempos del ni sé ni sabo.

Evaristo Torres Olivas
SOLO SABO QUE NO SEPO NADA

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