“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 4 de agosto de 2017

El hombre/la mujer y el lobo/la loba

El hombre es un lobo para el hombre, dijeron Plauto y más tarde Hobbes.  Y se quedaron tan panchos. Hoy serían “políticamente incorrectos”. Por cierto, qué horrorosa es esa expresión de políticamente correcto/incorrecto. La lucha de las mujeres por la igualdad y por no ser marginadas ha conseguido que expresiones no ha mucho aceptadas, hoy produzcan rechazo. Por otra parte, la creciente sensibilización de la sociedad contra el maltrato animal también tiene su repercusión en el lenguaje. No es fácil acertar para no ser tachado de payaso o de machista incorregible. Veamos la sentencia de Plauto y Hobbes. ¿Cómo habría que enunciarla hoy? El hombre es un lobo para el hombre y la mujer es una loba para la mujer. O para abreviar un poco, el hombre/mujer es un lobo/a para el hombre/mujer. Pero si está comprobado que el lobo/a ha hecho daño al hombre/mujer, no es menos cierto que el hombre ha sido muy cruel con el lobo y lo ha llevado prácticamente a la extinción en muchos lugares. De ahí que también habría que admitir la expresión el lobo es un hombre para el lobo o mejor aún, el lobo/a es un hombre/mujer para el lobo/loba, en el supuesto de que el lobo/a se porte con el lobo/a como el hombre/mujer con el hombre/mujer. Pero igualar a todos también puede ser tremendamente injusto. Lo mismo que suavizarlo de tal manera que pierda su significado. Decir que no hay que hacerse pupa entre personas y animales suena a consejo infantil. Pero igualar a hombres y mujeres en la maldad es también muy injusto. Solamente hay que fijarse en el número de mujeres asesinadas por sus parejas-hombre cada año. No  sería justo sentenciar que el hombre es un lobo para la mujer, porque seguramente los lobos se comportan mucho mejor con las lobas que los hombres con las mujeres. En conclusión, que es difícil resumir en pocas palabras la complejidad de las sociedades humanas y animales. En este caso, y a la vista de los que ha sucedido a lo largo de la historia, habría que decir que el hombre es un asesino de mujeres. Aunque también sería injusto con muchos hombres que jamás han agredido a una persona, un animal o una planta.

Evaristo Torres Olivas

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