“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 13 de julio de 2017

Taxonomía de los asesinados

El espectáculo al que estamos asistiendo estos días, protagonizado por el PP con las personas asesinadas, es repugnante. Por lo visto, no todos los asesinados son iguales. Hay una clasificación y una jerarquía. No es lo mismo Miguel Ángel Blanco que Ernest Lluch, no es lo mismo el hijo de Pilar Manjón que el hijo de un guardia civil en un cuartel de Zaragoza. Tampoco es lo mismo un muerto en un centro comercial de Barcelona que el padre y la madre de mi vecino, o el abuelo de un amigo que fueron fusilados y arrojados a un pozo en Caudé. Arriba del todo en el ranking están los asesinados por ETA pertenecientes al PP. A esos hay que darles el papel protagonista en los homenajes a las víctimas y colocar su retrato en los balcones de los ayuntamientos. Y cualquiera que diga que todas las víctimas son iguales, se llame Carmena, Pablo Iglesias o Juan Pérez González, es que tiene extraños vínculos con ETA. En un escalón inferior estaría los políticos víctimas de ETA de otros partidos. Más abajo, los asesinados por otros grupos terroristas que no sean vascos. En la base, los menos importantes, los menos asesinados, los asesinados pero poco, o los asesinaditos, habría que situar a los padres de mi vecino o al abuelo de mi amigo, porque no es lo mismo ser ejecutado por un vulgar pistolero de ETA que por los obedientes patriotas que cumplían las órdenes del Caudillo y Generalísimo Francisco Franco Bahamonde. Y si de España pasamos a otros países, ni las barbaridades de Pinochet, ni las de Videla tendrían importancia comparadas con las escabechinas de Chaves, primero, y Maduro, después. De todos los conflictos, de todas las violaciones de los derechos humanos, ya sean en la Guinea del padre de Teodorín o en la Arabia Saudita de los jeques donde por un quítame allá esas pajas te liquidan a zaborrazos, el único realmente grave, miserable y condenable es el de Venezuela. Yo creo que los dirigentes del PP están tan convencidos de que Venezuela es el coco que a sus hijos pequeños, si no se terminan la sopa o se pelean con sus hermanos,  los amenazan con que viene Maduro. Y es que no se puede situar a todos en el mismo nivel, el orden es el orden y la jerarquía es la jerarquía.

Evaristo Torres Olivas
Si hubiera que jerarquizar las muertes, tal vez en primer lugar habría que situar a los niños de nombre Rocío Capilla (12 años), María del Carmen Fernández, Silvia Pino (7 años), SIlvia Ballarín (6 años), Julia Barrera Alcaraz (3 años), Esther Barrera (3 años), asesinados en el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en diciembre de 1987

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