“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 20 de julio de 2017

Manipulación

Hay muchas formas de manipular. Las practican a diario los políticos y los periodistas. Unos con más habilidad que otros; unos manejando de manera consciente y sistemática todas las herramientas de la propaganda y otros de forma intuitiva, para defenderse de lo que consideran una ataque a sus ideas, pensamientos, tradiciones y aficiones más arraigados, o simplemente para proteger los intereses del partido que les garantiza cobrar todos los meses del erario o del periódico que les permite llenar la nevera y pagar las facturas de luz, agua y comunidad de vecinos. También los ciudadanos que no somos ni políticos ni periodistas manipulamos, en este caso más por defender nuestras ideas, costumbres y aficiones que por interés económico, y más intuitivamente que  consciente y sistemáticamente. Hace dos días, escribí esta columna. Un lector, que se identifica como Abogado, critica mis opiniones y lo hace incurriendo en algunas manipulaciones. Por ejemplo, afirma que equiparo al toro con la mujer y me advierte de que corro el riesgo de ser llamado MACHISTA (lo escribe con mayúsculas, para que quede claro). La realidad es que digo todo lo contrario, que en el saco de las tradiciones se mezcla todo, todo se equipara. El hecho de que en una relación se citen varios elementos no permite deducir que todos sean equiparables y todos tengan la misma importancia y consideración. Si afirmo que odio la guerra, los lunes, los centros comerciales, la violencia en general, el maltrato a mujeres y niños, los programas de cotilleo y la letra de la jota Tengo un hermano en el tercio, no se puede deducir alegremente que cada uno de los elementos tiene el mismo peso y que la intensidad de mi odio es la misma. Yo—y millones más—seríamos felices si no hubiera guerras, ni violencia, ni maltrato a mujeres y niños, aunque todo los días fueran lunes, siguiera habiendo centros comerciales, se cantara la jota del hermano en el tercio en las fiestas del pueblo y a los programas de cotilleo les dieran un premio Ondas. Incurre el Abogado en otras manipulaciones, pero las dejaremos para otra ocasión.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este comentario no tiene nada que ver con el asunto que tratas. Puedes publicarlo o no. Te lo mando porque creo que es un buen medio de difusión: intuyo que te leemos muchos paisanos y las autoridades locales.

Las 2 últimas veces que he ido al cementerio MUNICIPAL he visto una lápida grande, de color oscuro, convencional como las que cierran los nichos, adosada la pared Este de la ermita de San Roque. Me causó muy mala impresión verla allí, creo que está fuera de lugar y produce disarmonía.
Cierto que en esa pared hay otros 3 ó 4 pequeños recordatoríos de cerámica antigua de mas de 100 años. Pero no es lo mismo. Creo que debería retirarse de allí.

Saludos Evaristo.