“Acaba de nacer en un establo. Un establo es donde se guarda
a los animales. María está acostando a Jesús en el pesebre, que es donde se
pone el alimento para los asnos y otros animales”. Lo anterior lo he copiado de
un libro de religión para niños. También cuenta ese mismo libro que “Santo
Tomás dice que el alma humana tiende a desear poseer. Nuestro trabajo es
dirigir este deseo de posesión, inclinar todas nuestras facultades del alma a
desear poseer solo a Dios”. Todo esto viene a cuento porque se ha abierto juicio
para esclarecer si se desviaron fondos de un hospital de niños para financiar
la remodelación del ático del cardenal Bertone. Pero no se trata de un ático
cualquiera en un barrio pobre de una ciudad pobre. No, él ático de Bertone, que
duerme solo (por lo del voto de castidad, se entiende), está en el Vaticano. Vive, dicen, con tres monjas (se
supone que para que le hagan la cama, le preparen la comida y le laven los
calzoncillos, que los curas siguen siendo muy tradicionales y machistas, no para otra cosa, por lo del voto de
castidad, se entiende). Pero, por las
dimensiones del pisito de soltero, se podría alojar en él cómodamente todo un
poblado africano o siete familias del Opus con siete hijos cada una. No sé en
qué acabará el juicio, si se demostrará que el dinero destinado a los niños
enfermos, más de 400. 000 euros, se ha utilizado para arreglar la “humilde
choza” de un servidor del Señor. Pero que un religioso, que hace voto de
pobrera, viva en un ático de lujo, sin que tiemble el misterio ni se manifieste
la ira de Dios, es el mejor ejemplo de que la religión es un cuento. Un pesebre
del que comen muchos: los que viven del cuento. Tengo la duda de si Bertone
visitó el ático de nuestro Rouco Varela, que también vive con monjas y duerme
solo (por lo del voto de castidad, se entiende); un ático que también es muy
grande y muy lujoso, y también costó la remodelación un buen puñado de
euros. Si el voto de pobreza se lo pasan por el arco del triunfo, el otro voto
(el de castidad, se entiende), se lo deben de pasar por el forro de los
cojones.
Evaristo Torres Olivas
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