Hay discursos políticos brillantes que, utilizando las
reglas de la retórica, nos emocionan,
nos hacen reír y pensar; y nos convencen incluso para votar al dirigente y al
partido que representa. Algunos utilizan argumentos sólidos, otros apelan a las
emociones, pero un buen discurso debe respetar a quien lo lee o lo escucha y no
tomarlo por imbécil con afirmaciones superficiales y lugares comunes. Y esto
último es lo que consigue, en mi opinión, el artículo de Joaquín Juste en el
Diario de Teruel del pasado 5 de junio. Desde el título hasta el punto final no
encontramos sino vaguedades y afirmaciones tan vacuas y tan obvias que podrían
ser suscritas por todo el espectro político, desde la extrema izquierda hasta
la extrema derecha. “La provincia de Teruel tiene futuro”, reza el título. Y a lo largo del texto nos
regala perlas como que quieren atender “las demandas de todos los turolenses,
vivan en una localidad de mucha población o en un pequeño municipio”; su intención
de “establecer un plan de actuación claro, sensato y realista”; su “compromiso
de trabajo incansable por nuestra tierra, por la mejora de nuestras
infraestructuras y por la prestación de servicios públicos de calidad”; y así varios ejemplos más, junto a
expresiones gastadas de tanto usarlas como “aportar su granito de arena” o “a lo
largo y ancho de toda la geografía”. Se supone que un partido político
representa una opción diferente a la de los otros partidos y que sus
afirmaciones y propuestas no son recogidas por los demás. ¿Cree el señor Juste
que hay algún partido que pueda afirmar que Teruel no tiene futuro? ¿Algún
partido podría declarar que solo quiere atender las demandas de algunos
turolenses o que pretende elaborar un plan de actuación poco claro, insensato y nada realista? ¿Se
imaginan a un dirigente sentenciando que no se compromete a trabajar
incansablemente por nuestra tierra, por mejorar las infraestructuras y por la
prestación de servicios públicos de calidad? En definitiva, que el discurso del
presidente del PP de Teruel no dice nada en muchas palabras. Y que para
arreglar los problemas de Teruel, a lo largo, a lo ancho, en las alturas y en
profundidad, se necesita algo más que granitos de arena y políticos con
discursos diluidos que nada dicen y a nada se comprometen.
Evaristo Torres Olivas
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