“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 8 de junio de 2017

Las firmas y los ángeles custodios

Cuenta Teresa Teresa Rodríguez, la de Podemos, en la entrevista en la SER, que la diferencia entre la medalla concedida a la virgen por Kichi y la que entregó el ministro pepero y opusdeísta Fernández Díaz está en que, en el primer caso se recogieron 6.000 firmas en una farmacia del barrio de Santa María de Cádiz y, en el segundo, el ministro lo hizo sin consultar a nadie. Yo eso no me lo creo. El ministro tiene un ángel de la guarda que se llama Marcelo y, según confiesa, le “ayuda en pequeñas cosas, como aparcar el coche. Y también en las grandes, siempre ayuda”. ¿Qué tiene más valor, 6.000 firmas de exaltados o un ángel custodio  nombrado por Dios? La duda ofende. Ofende a Dios. Las firmas de la farmacia suponen un ridículo 5 por ciento de la población de la ciudad. Si con ese exiguo número se consigue imponer que los santos y las vírgenes se cuelen en las instituciones civiles porque así lo pide el pueblo, lo mismo podrían hacer, por ejemplo, los desempleados que no tienen ingresos o los desahuciados que se han quedado sin casa. Bastaría que seis mil parados o seis mil desahuciados pidieran un salario de 1 500 euros y una casa de 90 metros gratis en una farmacia de la Puerta del Sol para que el Kichi de turno se lo concediera, con el respaldo de la Rodríguez correspondiente. Aunque si eso no daba resultado, siempre podrían echar mano de los ángeles que le labraban a San Isidro mientras él rezaba o se echaba la siesta en un ribazo, a la sombra de un árbol. Porque digo yo que si las firmas en las farmacias y los ángeles custodios sirven para conceder medallas, también servirán para ayudar a parados y gente sin casa. Ah, y si  los santos y las vírgenes se cuelan en ayuntamientos y escuelas, en justa correspondencia, las iglesias deberían permitir la celebración de otras actividades fuera del horario de las misas. Por ejemplo, una fiesta por todo lo alto el Día del Orgullo Gay, o el encuentro anual de una asociación de ateos y agnósticos. Estoy seguro de que a los dirigentes de Podemos les parecerá bien. También a Marcelo, el protector del ministro. Y no digamos a nuestro papa Francisco, ese hombre bueno y campechano que sustituyó al intolerante Ratzinger.

Evaristo Torres Olivas

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