Este es el
comentario de un lector, A.C., a mi columna de ayer. Lo encuentro tan
interesante y tan bien argumentado que he decidido colocarlo como una entrada
más a mi blog. Mi única aportación, el título.
Las declaraciones de Iglesias solo hablan de lo chulo que es
ese individuo, como si el pueblo fuera un hatajo de ignorantes discapacitados a
los que de vez en cuando 'los urbanitas' tienen que descender. Pero las de
Monedero, y, sobre todo, las de Rodríguez me parecen más interesantes, porque
un partido cuya marca es 'la gente' no puede pensar que la gente es ese 13,8%
de ciudadanos con derecho a voto que los eligieron sino ellos y todos los
demás, incluidos tú y yo, Evaristo, pero también las beatas de tu pueblo, si es
que las hay. Yo vi aquel pleno del Ayto. de Cádiz más bien como un acto de fina
estrategia, porque la propuesta de concesión de la medalla era una invitación,
precisamente, a echarles a la gente encima, y la bocina de salida para que en
todos los ayuntamientos se hiciera lo mismo con aquellas tradiciones que no
caben en el marxismo anguitiano de Podemos, donde los curas, las vírgenes y los
espíritus son solo ellos. Pero el resultado está bien: la gente es eso,
marxistas ortodoxos y presidentes de cofradía, estibadores y costaleros,
vírgenes y gogós. Creo que es la primera vez que veo que Podemos ha entendido
qué demonios (o vírgenes) es eso de la transversalidad. En mi trabajo siempre
ha habido al menos un cura, y lo normal era que me llevase bien con él, primero
porque era un cura de tropa, y segundo porque no perdíamos el tiempo en
discutir sino en interesarnos por aquello del otro que desconocíamos. Cuando
veo a los bárbaros del Rocío saltar la reja pienso en los que escalan la
columna del Torico en la Vaquilla o los que suben a un niño a ocho metros de
altura en los castillos catalanes. Qué diferencia hay. ¿No se hizo aquí a un
puente de cemento Vaquillero de Honor? ¿A alguien le pareció mal? Una formación
que basa su capacidad de proselitismo precisamente en la adoración mesiánica y
cuyos miembros hablan del líder con su nombre de pila, como iniciados de una
secta, no debe de encontrar del todo raro que se condecore a un santo de palo.
Si alguien quiere cambiar esto, tendrá que aceptar a los demás tal y como son.
La pureza ideológica solo garantiza minorías exquisitas. E inútiles.
A.C.
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