Yo tengo un método, tan arbitrario como otro cualquiera,
para cribar a los políticos. Sean del partido que sean. Y ese método es el
siguiente: a mayor número de fotos suyas que cuelgan en las redes sociales y
cuantas más veces se dan codazos por aparecer en el centro de la fotografía que
sale en los periódicos, menos me interesan y antes dejo de seguirles y de
votarles. Por el contrario, cuantas más veces escriben correctamente, ya sea en las redes o en los periódicos, más
aprecio les tengo, aunque pueda discrepar de sus opiniones. Hay políticos,
muchos, que inundan las redes con sus fotos. Es difícil de entender ese
narcisismo, ese quererse tanto, esa obsesión con llenarlo todo con sus selfies o con las fotografías que les
hacen otros, tanto en actos públicos como en los privados. Se dicen
representantes de los ciudadanos pero lo único que hacen es promocionarse
ellos, querer ser famosos, aparecer en todas las manifestaciones sosteniendo la
pancarta, colocarse en el centro, delante
del photocall. Han debido de
oír en alguna parte que una imagen vale más que mil palabras, aunque ellos
recurren a la imagen porque, en la mayoría de los casos, son incapaces de
pronunciar o de escribir cuatro palabras
con un mínimo de sentido. Critican al
adversario, como hacía Echenique en un encuentro reciente diciendo que a Lambán
solo le interesa salir en las fotos, sin darse cuenta de que ellos hacen lo
mismo y en sus cuentas de las redes sociales nos inundan con fotografías en la
que figuran ellos en primer plano. Las nuevas tecnologías tienen sus ventajas
indudables, pero también enormes inconvenientes. Hoy, con la cámara de un móvil, cualquiera puede hacer cien fotos en cinco
minutos y repartirlas por todo el mundo en otros cinco. Y a coste casi cero.
Fotografías sin ninguna calidad, todas idénticas. Echo de menos los tiempos en
los que hacer una foto tenía un precio y requería tiempo: había que comprar un
carrete que costaba una pasta, revelar las fotos que también costaba dinero y
si se querían enviar a varias personas, había que gastarse unas pesetas para
hacer copias y comprar sellos. Uno se lo pensaba dos veces antes de pulsar el
disparador. En definitiva, que una imagen no siempre es
mejor que una palabra, pero sí es cierto que muchos políticos quieren
enmascarar con sus fotos su incompetencia. Quieren triunfar por su cara bonita.
Evaristo Torres Olivas
Primero se hacen la foto delante del photocall; después se ponen a criticar a las empresas que aparecen en el photocall.
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