No hay nada como la coherencia. Actuar de acuerdo con lo que
se piensa. Ante situaciones similares tener comportamientos y opiniones
iguales. Supongamos que eres de un partido nuevo al que vamos a llamar Podemos.
Supongamos también que ese partido defiende la laicidad, la separación entre la
sociedad civil y la religiosa.
Supongamos que un ministro del PP y del Opus, al que llamaremos Jorge Fernández Díaz, le concede la Medalla de
Oro al Mérito Policial a una virgen a la que vamos a poner el nombre de Nuestra
Señora María Santísima del Amor. Con todas estas suposiciones y de acuerdo con
la coherencia que se espera de los dirigentes, el secretario general del
partido al que hemos convenido en llamar Podemos difundiría por las redes para
que se hiciera viral un mensaje que suponemos sería algo así: “Nada contra el
amor, pero dar una medalla a una Virgen mientras nuestros agentes están sin
chalecos es bochornoso”. Para complicar un poco más el asunto, vamos a seguir
con otras suposiciones. Nos imaginaremos a un miembro díscolo del partido
Podemos al que le pondremos de apodo Kichi. A Kichi lo vamos a hacer alcalde de
una ciudad cualquiera, Cádiz por ejemplo. Y nos inventamos que el alcalde le
concede la Medalla de Oro de la ciudad a la Virgen del Rosario, por elegir una
de las muchas vírgenes. Ahora quiero que me respondas qué crees que diría, para
mantener la coherencia, uno de los
fundadores e ideólogos de Podemos, al que bautizaremos como Monedero, sobre la
concesión de medalla del rebelde Kichi. Hayas pensado lo que hayas pensado, te
has equivocado. Monedero ha dicho esto: “Kichi es Alcalde de Cádiz y de todos
los gaditanos. Y de la misma manera que está bien que no impulse nada que nos
quite la responsabilidad de nuestros actos, hace bien en escuchar al pueblo en
el momento concreto en el que vive el pueblo, que es el ahora. Porque en un
mundo emancipado es verdad que o no habrá ni dioses ni vírgenes o habrá miles.
Pero mientras tanto, gobernamos para el pueblo que está ahí. Y gobernamos
sabiendo que no es lo mismo el poderoso que el humilde, aunque coincidan en
algunos sitios. Kichi no es el alcalde de mañana. Es el alcalde de hoy. Y qué
bueno que lo tiene claro. Y además, sin ayuda de la virgen, porque dios nunca
abandona a un buen marxista”. Un vergüenza, sí. Y la pena es que todo lo
anterior no son suposiciones sino verdades como puños. Como los que levantan
los de Podemos, martillo de castas y de tramas. ¡Manda huevos! Estos también se
apuntan a la posverdad.
martes, 30 de mayo de 2017
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