“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 18 de abril de 2017

Sin pelos en la lengua

Después de más de tres meses de ausencia, vuelvo al blog para dar mi opinión sobre la actualidad. Inauguro con esta primera columna una nueva etiqueta con el título de Sin pelos en la lengua. Algunos amigos, no más de media docena (no decenas, ni cientos ni miles) me han comentado que echan de menos mis tonterías. Ese pequeño estímulo ha sido suficiente para vencer la pereza y sacarme del letargo. Aunque con la nueva etiqueta de Sin pelos en la lengua presuma de decir lo que pienso sin florituras, habré de tener cuidado de no hacer chistes sobre Carrero Blanco ni difundir carteles de Carnaval en los que aparezca el papa con una copa de vino en la mano y la nariz colorada. Sobre esos temas, chitón.  O tal vez no. Después de este introito para justificar mi galbana, hablaremos hoy de las procesiones de Teruel capital. El pasado sábado,  camino del parking de la estación de trenes, me tropecé con una procesión. Que la gente toque el tambor, recorra las calles con la imagen de un santo al hombro,  se ponga capirote, túnica o sambenito, cadenas en los pies o se dé latigazos en la espalda me parece bien, aunque me moleste porque atascan las calles durante horas. Lo que no me parece tan bien es lo que vi el sábado. Junto a las autoridades eclesiásticas, con sus uniformes, aparecían las autoridades militares, también con sus uniformes y su medallero al pecho, el subdelegado del Gobierno central, la alcaldesa y varios concejales del PP, igualmente con sus mantillas y sus trajes. Que los obispos y los curas encabecen la comitiva de una procesión es esperable, pero que les acompañen los militares y los políticos es, desde mi punto de vista, inaceptable. Los políticos y los militares pueden ir a las procesiones que les  la gana, a título individual y mezclados entre la gente. Pero en un estado democrático y aconfesional, los miembros de las instituciones del estado deben limitarse a ejercer las funciones para las que han sido elegidos, en el caso de los políticos, o que son las propias de su profesión, en el caso de los militares, y tanto unos como los otros, de acuerdo con la Constitución. Y la Constitución no exige que los militares y los políticos nos representen en las procesiones religiosas. Ni al obispo que sujete la pancarta en las manifestaciones para la mejora del tren en la provincia. De hecho, no lo hace nunca.

Evaristo Torres Olivas
El PP al completo, en primera fila, en el pregón de la Semana Santa 2017

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido de nuevo, Evaristo. Y somos muchos más los que te echábamos de menos, lirián.

Anónimo dijo...

Yo imaginaba que estabas delicado de salud... si sólo era descanso y tranquilidad, ningún problema.

José Luis. dijo...

Bienvenido de nuevo. Se te echaba de menos.