Como todos los años, la Iglesia pedigüeña nos pide que
pongamos la equis en la casilla de la declaración de la renta que le garantice una pasta que no se merece. Y todo porque en tantos años de esta
democracia formal que padecemos nuestros políticos no han sabido poner fin a la
avaricia del Vaticano y a la eliminación del Concordato, el de los tiempos de
Franco –con unas modificaciones de 1976 y 1979—que a cambio de llevar al
dictador bajo palio y dejarle nombrar a los obispos, garantizaba y garantiza a
la Iglesia un chorro de millones año tras año. Sus videos publicitarios están
llenos de mentiras, de medias verdades y de burdas manipulaciones. Es el estilo
hipócrita de estos vendedores de humo. Voy a poner un ejemplo que ilustra bien
este comportamiento. Hace tres años, acompañé a un amigo a una residencia de
ancianos gestionada por las Hermanitas—así, en diminutivo—de los Ancianos
Desamparados. Mi amigo quería informarse de la condiciones y requisitos para
poder ingresar a un familiar suyo, un tío soltero y enfermo. Nos recibió la
jefa, madre superiora o como se llame la que corta el bacalao en esos sitios.
Todo fue muy bien, con ese hablar suave y contenido, celestial, de los curas y monjas, que parece que te vayan
a hipnotizar, hasta que llegó la parte que más le interesaba a la monja. Tanto
le interesaba que no esperó a que mi amigo le preguntara cuánto costaba el
alojamiento y cuidado en la residencia. La sor, que debía de tener algún máster
en administración de empresas del ICADE (Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresa) lo sometió a
un interrogatorio propio de un inspector de Hacienda. Cuando mi amigo le dijo
que su familiar tenía algunos pequeños ahorros, la monja le interrumpió y
cambió el tono de voz meloso por otro propio de un sargento chusquero de
artillería. Déjate de ahorrillos, quiero saber cuánto recibe todos los meses,
lo fijo, la pensión, le espetó. Desgraciadamente, el familiar falleció a los
pocos días y no pudo ingresar en la residencia. Ese anciano tenía medios y una
buena pensión. ¿Qué habrían hecho las Hermanitas de los Ancianos Desamparados
con un abuelo sin ahorrillos y con una mierda de pensión? Pues que lo habrían
enviado a que lo amparase el Estado o Rita la Cantaora. Piénsatelo antes de
poner la X en la declaración.
miércoles, 26 de abril de 2017
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1 comentario:
Los negocios de las religiones sí son escrutables... pero casi nadie saca a la luz en qué se basaban -y se basan- estas mafias, estos tinglados infames.
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