“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 26 de abril de 2017

A Dios rogando…

Como todos los años, la Iglesia pedigüeña nos pide que pongamos la equis en la casilla de la declaración de la renta que le garantice una pasta que no se merece. Y todo porque en tantos años de esta democracia formal que padecemos nuestros políticos no han sabido poner fin a la avaricia del Vaticano y a la eliminación del Concordato, el de los tiempos de Franco –con unas modificaciones de 1976 y 1979—que a cambio de llevar al dictador bajo palio y dejarle nombrar a los obispos, garantizaba y garantiza a la Iglesia un chorro de millones año tras año. Sus videos publicitarios están llenos de mentiras, de medias verdades y de burdas manipulaciones. Es el estilo hipócrita de estos vendedores de humo. Voy a poner un ejemplo que ilustra bien este comportamiento. Hace tres años, acompañé a un amigo a una residencia de ancianos gestionada por las Hermanitas—así, en diminutivo—de los Ancianos Desamparados. Mi amigo quería informarse de la condiciones y requisitos para poder ingresar a un familiar suyo, un tío soltero y enfermo. Nos recibió la jefa, madre superiora o como se llame la que corta el bacalao en esos sitios. Todo fue muy bien, con ese hablar suave y contenido, celestial,  de los curas y monjas, que parece que te vayan a hipnotizar, hasta que llegó la parte que más le interesaba a la monja. Tanto le interesaba que no esperó a que mi amigo le preguntara cuánto costaba el alojamiento y cuidado en la residencia. La sor, que debía de tener algún máster en administración de empresas del ICADE (Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresa) lo sometió a un interrogatorio propio de un inspector de Hacienda. Cuando mi amigo le dijo que su familiar tenía algunos pequeños ahorros, la monja le interrumpió y cambió el tono de voz meloso por otro propio de un sargento chusquero de artillería. Déjate de ahorrillos, quiero saber cuánto recibe todos los meses, lo fijo, la pensión, le espetó. Desgraciadamente, el familiar falleció a los pocos días y no pudo ingresar en la residencia. Ese anciano tenía medios y una buena pensión. ¿Qué habrían hecho las Hermanitas de los Ancianos Desamparados con un abuelo sin ahorrillos y con una mierda de pensión? Pues que lo habrían enviado a que lo amparase el Estado o Rita la Cantaora. Piénsatelo antes de poner la X en la declaración.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los negocios de las religiones sí son escrutables... pero casi nadie saca a la luz en qué se basaban -y se basan- estas mafias, estos tinglados infames.