“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 10 de junio de 2015

Comeniños, sacamantecas y tragabolas

Hay una frase que se repite mucho en estos días de elecciones. Una frase  políticamente correcta. De las que hay que decir aunque no te la creas mucho, especialmente si tu partido no ha rascado bola en las elecciones. Esa frase es: el pueblo nunca se equivoca, siempre tiene razón.  ¿Realmente es así? Para elegir hay que tener criterio, conocimientos e información suficiente y veraz. Si me preguntan qué pienso del telescopio del Pico del Buitre, la respuesta que yo pueda dar no tiene ningún fundamento: me falta criterio, conocimientos e información. Y si digo que es maravilloso y lo es, habré acertado por casualidad. ¿Y si me preguntan si hay que destinar más dinero público a subvencionar empresas en crisis o a aumentar el salario mínimo? Si digo que a aumentar el salario mínimo, ¿acertaré? ¿En qué me baso? Si el PP favorece con sus políticas a los ricos, a los grandes empresarios, a los banqueros, es normal que esa gente le vote, porque cada uno debe aliarse con los que defienden sus intereses. ¿Pero cómo explicar que uno de mi pueblo, más pobre que las ratas, vote siempre al PP? Y como él varios millones de españoles que no son ni ricos, ni grandes empresarios ni banqueros. ¿Les falta criterio, conocimientos, información suficiente y veraz? ¿Se equivoca el pueblo o no se equivoca? Se pueden dar varias respuestas. Una,  que el pueblo se puede equivocar, que así es la democracia y no aceptar esto sería dejar la puerta abierta a los salvapatrias y a los dictadores. Otra, que el pueblo se equivoca a veces porque le engañan, porque le dan información falsa, llena de brotes de color esperanza o le amenazan con que vienen los malos, bolivarianos, populistas, comeniños, sacamantecas y tragabolas. Una tercera, que somos un pueblo con poca tradición democrática y escaso interés por la política y no dedicamos mucho tiempo a leer los programas y propuestas de los partidos. Finalmente,  está la del principio de esta columna, que el pueblo nunca se equivoca. Como yo no tengo muy claro por cuál de las opciones decantarme, les pido que me ayuden con sus comentarios. Muchas gracias.

Evaristo Torres Olivas
 

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