“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 5 de mayo de 2015

Carta al obispo Munilla

No sé cómo dirigirme a usted, si he de llamarle monseñor, señor monseñor, señor a secas, padre, Iñaki, Nacho, señor Munilla o Munilla sin más. Todo menos eminencia o excelencia, porque el libro que acaba de publicar, Sexo con alma y cuerpo,  ni es eminente ni excelente: es una mierda. Del tamaño de la catedral en la que usted sermonea y charlatanea. ¿Cómo se pueden decir tantas majaderías juntas? Afirmar que “la masturbación es una especie de violencia sobre el cuerpo”, además de una gilipollez, es una mentira muy gorda. Mire, yo que nunca fui monaguillo, pero sí onanista practicante,  le puedo asegurar que de violencia nada de nada. Violencia son los cilicios que se ponen algunos de los suyos y los zurriagazos que se arrean muchos feligreses fanáticos en Semana Santa. Violencia es lo que hacen quienes visten hábito como usted y tienen el feo hábito de manosear a niños. Violencia es enseñar a hostia limpia –la letra con sangre entra—, práctica pedagógica  muy querida por los curas de mi infancia. Violencia es no condenar los crímenes de los dictadores y pasearlos bajo palio. Pero la  masturbación, las gayolas, el amor propio, o como se le quiera llamar,  es un remanso de paz, una camino de aprendizaje y  perfeccionamiento, las prácticas de un becario del amor, el experimento con gaseosa antes de pasar a mayores, lo primero que tienes a mano cuando estás solo. No sé qué manía tienen los de su oficio que todo lo que produce placer y bienestar es malo; pero solo para los demás porque a los de su gremio les gusta la buena vida: vivir como un cura, se dice para describir a los que tienen una existencia fácil, cómoda y relajada. Suelta más memeces en su pseudolibro, por ejemplo que las mujeres  “pueden estar más sensibles o susceptibles, a algunas les da por la actividad o por la limpieza, se sienten más o menos vitales...". Si vive su madre y se entera de lo que opina usted de las mujeres, seguro que le entran una irrefrenables  ganas de limpiar: la boca de su hijo con estropajo y Ajax para que aprenda a respetar. Hay que tener una empanada mental considerable —o hacerse muchas pajas mentales— para afirmar que “el joven muy enamorado que en los comienzos da un abrazo o beso perfectamente adecuado a su novia, ve que esto le ha provocado una eyaculación que ni esperaba ni quería". El joven que se corre con un beso lo que tiene es un problema gordo si no arregla esa eyaculación precoz. Podría seguir citando lo que usted opina sobre la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales o el uso de anticonceptivos, pero creo que para hoy ya es suficiente.

Evaristo Torres Olivas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ultimamente estas muy inspirado, cojonudas las últimas jeje.
Dales duro, no rebles.

Anónimo dijo...

Según Munilla, los homosexuales sufren "una desviación neurótica". Este hombre, al que se le supone un cierto nivel cultural, ha debido leer a Jung a su manera. Bueno...si es que ha leído a Jung y sabe lo que es la sincronicidad. Igual no lo ha leído. A veces pienso que estamos en manos de idiotas.

Anónimo dijo...

Anónimo del "5 de mayo de 2015, 16:16", yo no he leído a Jung y no tengo ni idea de si lo ha hecho o no Munilla. No es demasiado relevante puesto que el cristinismo y otras religiones no necesitan ningún argumento científico ni pseudocientífico para decir las tontadas que crean oportunas: con seguir teniendo poder sobre la población y sacarnos los cuartos a las personas creyentes y no creyentes para mantener su tinglado y su nivel y condiciones de vida, es suficiente.

No es que estemos en manos de idiotas - que, en parte, también- sino que desde el momento que estamos en manos de otras personas, a secas, y que esta situación se prolonga en el tiempo (y es mucho ya), éstas cada vez son más proclives a dirigirse a la población sin ningún tipo de rigor en sus manifestaciones, ni de respeto, ni de nada que merezca la pena... salvo, para ellos, que dichas declaraciones, su goteo constante sobre nuestras mentes hasta inundarlas entre todas ellas (clero, políticos, etc, etc.), y la habitual ausencia pública de referencias rigurosas y/o distintas, hace que les crea o apoye más gente de la que en condiciones de igualdad en el acceso a los medios de "comunicación", lo haría. Consiguiendo así control social y político sobre nuestras vidas, entre otras cosas.

Tan sólo se aseguran de que no olvidemos que están ahí y tienen fuerza. Con todas sus consecuencias.