Tal vez esté yo
equivocado, pero hay afirmaciones de algunos políticos que me parecen tan
disparatadas que me hacen pensar que quienes las pronuncian o no están en su
sano juicio o no saben lo que dicen. Con todo el revuelo que se ha montado con
el diputado turolense del PP, Carlos
Muñoz, que viajaba a Tenerife a visitar a su novia con nuestras perras, en
lugar de criticarlo, sus correligionarios lo ensalzan. Antonio Gallego,
portavoz de Presupuestos del PP en el Congreso, ha declarado que “sus hijos
[los de Muñoz] pueden estar muy orgullosos de su padre”. Yo no sé cómo serán
los hijos del señor Muñoz, pero puedo afirmar que si yo hago algo parecido a lo
que ha hecho el diputado, mis hijas estarían avergonzadas. Como los hijos de la
mayoría de la gente que conozco. Por lo visto, en el PP las cosas son
diferentes. Y si los hijos de Muñoz están orgullosos, más han de estarlo los de
Matas o los de Granados y el pecho de los hijos de Bárcenas debe de parecerse
al de los palomos, de tanta satisfacción que les produce la trayectoria de su
padre. Sin embargo hay otros hijos todavía más orgullosos que los del PP: los
hijos de Jordi Pujol. Admiran tanto a su padre que han seguido sus pasos y han
sabido amasar una fortuna considerable. Y el hijo del antiguo presidente del
Barça, Núñez, también está orgulloso de su papi, tanto que han ingresado los
dos en prisión y comparten celda.
Pero en el caso de Muñoz, los elogios no se han quedado
solamente en el orgullo de sus hijos, sino que la presidenta del PP de Teruel,
Carmen Pobo, ha añadido que el diputado con su dimisión “hizo lo que tenía que
hacer y demuestra cómo son los
turolenses”. Y por si fuera poco, nos regala de propina que “se ha dejado la
piel por el PP y el trabajo de tantos años no se puede perder en un minuto”.
Cierto que no se puede perder en un minuto, se ha perdido en una docena de
viajes para ver a su novia pagando los gastos los ciudadanos. Y en cuanto que
así somos los turolenses, habrá que decirle a la señora Pobo que somos muchos,
miles de turolenses los que no malgastamos el dinero público en asuntos
privados y a quienes nos revienta que muchos políticos vivan a cuerpo de rey a
nuestra costa.
Evaristo Torres Olivas
Son el orgullo de sus hijos
1 comentario:
Le oí decir en tv que él dimitía por el revuelo mediático que se había levantado, no porque hubiese obrado mal; que cuando viajaba a Tenerife, lo hacía a su domicilio, lo mismo que cuando venía a Teruel.
¡Es incréible!, y lo dijo delante las cámaras y las radios. Supongo que cuando eso dijo se pensaba que nos lo íbamos a creer. Eso es precidsamente lo que más me sorprende; que los políticos piensen que nos vamos a creer unas mentiras tan burdas.
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