Siempre me ha llamado la atención el desdoblamiento de
personalidad fingido de algunos políticos. Unos días interpretan un papel y
otros días, otro. Según les interesa. Pero no solamente interpretan el papel,
sino que el vestuario y el atrezo también cambian según el rol y el público al
que se dirigen. Javier Velasco es un buen ejemplo. Cuando don Javier acude a
los pozos de Caudé el Primero de Mayo, o a los mítines del PSOE, lo vemos con
chupa, vaqueros y descorbatado. Atuendo de progre. Pero cuando acude a declarar
como testigo ante el juez por el caso
Plaza, don Javier se pone el traje de los domingos, la camisa recién planchada
y la corbata de seda. Cuando me dedicaba a la selección de personal, acudían a
las entrevistas algunos hombres y mujeres vestidos como para ir a una boda o
como si los hubieran invitado a la gala de los Premios Goya. De estreno. Entre
vestir de manera correcta y la exageración hay un término medio, que es la
naturalidad. A una entrevista para un
puesto de fontanero, conductor de carretilla o recepcionista no es necesario ir
con el traje de comodoro o de princesa
de Gales. Denota intención de aparentar lo que no se es, inseguridad y mal
gusto. Y también una falta de respeto: si se está convencido de que el traje y
la corbata es la indumentaria adecuada para presentarse ante el juez, ¿por qué
no lo es para una reunión de afiliados
de su parido o para rendir homenaje a los asesinados en Caudé? Pero tal vez el señor Velasco crea que el
hábito hace al monje y que lo que la naturaleza no le ha dado, se lo
proporciona la vestimenta. Por mucho traje que se ponga, en sus declaraciones
como testigo, al menos lo que ha aparecido en la prensa, ha demostrado que por
muy consejero y presidente de Plaza que
fuera, no se enteró de nada de lo que sucedía con los dineros públicos de
Plaza. Más o menos igual que la infanta Cristina, que tampoco se enteraba de
nada. O tal vez sea que los consejeros de Obras Públicas y las infantas de
España son tan buenos y tan confiados que parecen tontos. Aunque yo, mirando la
foto que ha publicado la prensa, pienso que el señor Velasco, más que el hombre
del traje gris parece el hombre gris del traje.
Evaristo Torres Olivas
Javier Velasco, a la salida de los juzgados
1 comentario:
Mientras se saqueaban las arcas públicas a manos llenas,Velasco era presidente del consejo de administración de plaza, y consejero de obras públicas, pero, él limpio como una patena, con su traje gris y mirando pa Cuenca.
Anda que no me da asco, ni na, el tío este.
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