“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 28 de febrero de 2014

Orgullo

Una de las declaraciones más absurdas que he escuchado es la que afirma que uno se siente orgulloso de ser español. O aragonés, o catalán o de Villarquemado. Igual de absurda que decir que uno se siente orgulloso de haber nacido, ser bajo,  calvo o tener cinco dedos en cada mano y en cada pie. Uno no elige nacer ni el lugar ni la estatura, cabellera o número de  dedos. Es todo producto del azar, de la biología o de la suerte. ¿De qué puede sentirse uno orgulloso? De aquello que se ha conseguido con esfuerzo, tesón, voluntad, sacrificio. Por ejemplo, acabar el Bachillerato, una carrera, trabajar para sacar adelante a la familia, atender a los padres, montar una empresa que da trabajo a la gente, desarrollar una vacuna, salvar a un perro, y mil cosas más. El colmo de la estupidez es sentirse orgulloso de  algo que no es mérito propio sino de otros: hay gente que se sentía orgullosa de ser española porque la selección ganó el Mundial de fútbol. ¿Qué hicieron para atribuirse tal mérito? ¿Beber cervezas y gritar en el bar o repantingarse en el sofá y atiborrarse de ganchitos?
 Pero lo peor de sentirse orgulloso de identidades inventadas como la nación, la patria, la raza o la religión, es que se puede ser presa fácil de los fanáticos, sinvergüenzas y aprovechados, que en nombre de eso inventos han cometido las mayores masacres a lo largo de la historia. Todo nacionalismo es excluyente y se cree superior a los demás; toda religión se cree la única verdadera y persigue a los que no la practican; toda etnia se cree con derecho a exterminar a los que no pertenecen a ella.
 ¿Qué tengo yo en común con Rajoy, Bárcenas o el Bigotes de la Gürtel? ¿Con García Becerril, Escó o María Victoria Pinilla de la Muela? ¿Con Biel, Blasco o Pizarro? Nada. Y sin embargo son españoles, aragoneses, turolenses, clasificaciones arbitrarias a las que yo también  pertenezco por nacimiento. Y de ello ni me siento orgulloso ni tampoco avergonzado.  Tengo amigos alemanes, judíos, negros, chinos, franceses o budistas con los que me siento cien veces más identificado que con los españoles, aragoneses y turolenses citados más arriba.
Evaristo Torres Olivas

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Las naciones y los nacionalismos deben ser eliminados.
Las naciones no son más que abstracciones arbitrarias empleadas por el poder para embrutecer y manejar mejor a la gente, pues sin necesidad de "extremismos", todo lo que se hace en beneficio de, en función de una determinada patria o nación, suele responder a los intereses de una minoría. En el momento en que la gente de a pie hace suya una "nación", o una "religión", les entrega la llave a los poderosos para poder manejarlos a su antojo.
Somos personas: esa es toda la nacionalidad que necesitamos.

Por cierto, ¿las empresas crean empleo? ¿No será que necesitan gente que genere el valor que, después, se van a apropiar los dueños de dichas empresas en muy buena parte? ¿En qué empresa pagan a la persona por su trabajo el 100% de la riqueza que éste ha generado?

Son los empresarios quienes deben sus privilegios, bienestar y beneficios a los trabajadores.
Desde el momento que las reglas del juego vigentes en el mundo, las leyes de los distintos estados, permiten la apropiación por parte de un puñado de personas particulares (o del propio estado) de los medios de producción, así como la acumulación de riqueza (siempre injustificada), se produce una situación de desigualdad, obligando a la mayoría de la población a trabajar en malas condiciones y por poco dinero, pues no le queda más remedio.

Aunque hay casos muy diferentes, en general, en la grande, la mediana y buena parte de la pequeña empresa, cuando alguien monta un negocio lo hace para lucrarse, para aumentar el, habitualmente, ya superior a la media patrimonio que posee; no para "crear puestos de trabajo".
Lo que quiere es sacar beneficio del trabajo ajeno pagando el menor salario posible.

Anónimo dijo...

La gran mayoría de alemanes, franceses, chinos, argentinos, marroquíes, estadounidenses, andorranos, vascos, etc, etc, se sientes orgullosos de ser alemanes, franceses, chinos, argentinos, marroquíes, estadounidenses, andorranos, vascos, etc, etec, respectivamente. Nadie los considera tontos cuando se sienten orgullosos de su país, bandera, equipo de hokey hielo o de petanca. Solo los españoles no aguantamos a los españoles que se sienten orgullosos de su país.

Anónimo dijo...

Anónimo último (28 de febrero de 2014, 12:25), para que me entiendas, es estúpido sentirse orgulloso de ser alemán, es estúpido sentirse orgulloso de ser francés, es estúpido sentirse orgulloso de ser chino, es estúpido sentirse orgulloso de ser argentino, es estúpido sentirse orgulloso de ser marroquí, es estúpido sentirse orgulloso de ser estadounidense, es estúpido sentirse orgulloso de ser andorrano, es estúpido sentirse orgullosa de ser vasca, es estúpido sentirse orgulloso de ser catalán, es estúpido sentirse orgulloso de ser aragonés, etc, etc... .
¿Nadie los considera tontos? La pregunta no es si son tontos o no, la cuestión es: ¿has pensado alguna vez que por la TV no sale prácticamente nunca gente contraria a las exaltaciones nacionalistas? ¡Un poquito raro!
Y, aunque fuera como tu dices, si las alemanas, chinas, argentinas, etc, etc, etc, se tiran por un puente abajo en grupo, ¿tú te tirarías?
Las cosas, las apoye poca o mucha gente, hay que pensarlas. El número no da la razón.
Y, por supuesto, los medios de comunicación de cada país y en cada país fomentan desde siempre entre el grueso de la población que se identifique con la "nación" imaginada y arbitraria pertinente.

En el mundo hay personas, no "naciones" ni "países" y, si tenemos que hacer una clasificación, se dividen en personas ricas y personas pobres. Las personas ricas, sean de donde sean, tienen claro que es lo más importante para ellas... lo malo es que las pobres no.


Anónimo dijo...

"Las personas ricas tienen claro que es lo más importante para ellas", yo no soy rica, ¿puedes decirme que es lo más importante para las personas ricas y qué deberían tener claro las personas pobres sobre lo qué es más importante para ellas?

Anónimo dijo...

Imagino que a lo que se refiere el anterior mensaje anónimo es que las personas ricas tienen muy claro que, por encima de todo, defienden sus privilegios y su poder.
En cambio, las personas pobres, mayoritariamente, priorizan asuntos que les son ajenos o les dificultan defender sus intereses, como puede ser la defensa de intereses asociados a la nación, patria, etc.. (marcados por los de arriba), religiosos, el fútbol, la tele-basura, el consumismo estúpido y compulsivo o, en general, cualquier cosa que pueda apartar su atención de pelear por hacer un mundo sin desigualdades.
Por mejorar sus condiciones de trabajo, por defender el medio ambiente, por eliminar las causas de las guerras, por acabar con la desigualdad entre sexos, por ganar en libertades, por ser dueños de su propia vida, etc, etc, etc... .

Anónimo dijo...

Resumidamente y pensando en el conjunto de la población humana mundial lanzo dos preguntas, ¿qué beneficios aporta a las personas la existencia de "naciones" o "países"?, ¿Se puede vivir sin su existencia?

Saludos

Luis Antonio dijo...

No puedo estar más de acuerdo con todo lo que has expuesto en esta entrada.

Yo solo presumo alguna que otra vez de ser turolense...Espero que no lo interprete nadie como muestra de vanidad...

Saludos