Muchos de ustedes pensarán que en los ratos libres uno puede hacer lo que le dé la gana. Jugar al guiñote no es una activad delictiva y además es muy popular en Aragón. En mi pueblo, los jubilados pasan las tardes en el bar jugando a las cartas. Los fines de semana el número de jugadores se multiplica por tres porque se unen jugadores más jóvenes que durante la semana están trabajando.
Si nuestro diputado jugara a las cartas los sábados y domingos, diríamos que es un diputado que se mezcla con la gente corriente, que la política no le ha alejado del pueblo, de sus amigos de siempre ni del bar de la esquina de toda la vida. Pero el diputado del que les hablo no solamente juega al guiñote los fines de semana sino que uno se lo encuentra cualquier día en unos horarios en los que se supone que un diputado en activo debería estar trabajando. O bien en el Parlamento o en su despacho o en su casa, preparando las intervenciones, redactando mociones o leyendo los muchos informes y documentación que se supone debe manejar un diputado serio y responsable. Cualquier cosa menos pasar las horas muertas en el bar, tomando chupitos y jugando a las cartas. Me recuerda un tiempo no demasiado lejano, el de nuestros padres y abuelos, en los que en los días de hacienda a los bares a jugar a las cartas y a leer el periódico solo iban los caciques y los amos. Los pobres, como mucho, frecuentaban esos lugares los días de fiesta grande: el día de la patrona y San Isidro.
Antes de que se me olvide, el político que juega al guiñote cualquier día de la semana se llama Vicente Larred. Es diputado desde hace mil años en las Cortes de Aragón. Anteriormente fue concejal durante otros mil años en el ayuntamiento de Teruel. Aunque me dicen los que lo conocen que ni en el parlamento ahora ni en el ayuntamiento antaño, don Vicente aporta mucho. Apenas interviene. Personas como Larred son los que contribuyen a degradar la política y a que los políticos y la política estén tan mal considerados por los ciudadanos.
Evaristo Torres Olivas
4 comentarios:
De casta le viene al galgo:
"Anónimo dijo...
Las cartas que mejor conoce el señor Larred son las del póquer, "afición" a la que dedicó los mejores años de su juventud. Recuerdo perfectamente la imagen del joven Larred en plena timba, con los billetes de veinte duros en la mesa, en un bareto que había al lado del Bar Teruel al que yo, estudiante de Bachillerato, acudía con algunos colegas a echar unas cañas. Mientras nosotros discutíamos de política o hablábamos de chavalas o de fútbol, este futuro líder político sudaba como un condenado porque no le entraba el comodín.
Evaristo, sigue moliendo fino, perillán.
27 de febrero de 2012, 22:01
¿Los lunes y los viernes no son días de trabajo para los politicos parlamentarios?. El viernes pasado, sobre las 12 de la mañana, vi andando por la calle a tu censor.
Y tu por donde andas? . Todos los que andan a las 12 por la calle no trabajan? Para decir gilipolleces mejor no decir nada
Yo soy jubilado.En mi vida laboral nunca he estado en la calle un viernes a las 12 de la mañana.
Las gilipolleces las dirás tú.
Publicar un comentario