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“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino
El turismo y las economías de escala
Durante los días de Fitur el Diario de Teruel se convierte
en el Hola. Aparecen todos nuestros políticos retratados en los madriles. Y son
mogollón. A promocionar el turismo de Teruel dicen que van. ¿Son necesarios
tantos? ¿Van a gastos pagados o cada uno se lo paga de su bolsillo? Dudo mucho que Pobo o Blasco pongan un solo euro. Y estoy seguro de que se creen que
con su sola presencia en las ferias de turismo el número de visitantes a
nuestro Teruel se multiplica por cien. Una vez le pregunté a Blasco qué pintaba en el Senado y si no era
suficiente con intentar resolver los problemas de la deuda el ayuntamiento de
Teruel. Su respuesta fue que él era un embajador de Teruel en Madrid. Con dos
cojones. Yo opino que tanto Blasco como Pobo por un lado como Arrufat o
Velasco, por el otro, están tan capacitados para promocionar Teruel como
Fernando Esteso para anunciar el plan Pond´s de belleza en siete días. ¿Para
qué sirve entonces la feria de turismo? Para que nuestros políticos hagan
turismo; para que con nuestros impuestos se pongan ciegos de comer y beber,
vean algún musical en la capital y se hagan una foto con el oso en la Puerta del Sol.
Y ya que estamos hablando de turismo, se trata de una
actividad que, por lo visto, contradice el principio de las economías de escala
que establece que el coste por unidad producida disminuye a medida que aumenta
el número de unidades producidas. Un bocadillo o una botella de agua deberían
costar mucho más baratos en un lugar turístico que en una tienda de barrio, por
la sencilla razón de que, entre otros motivos, los gastos fijos del lugar turístico
se reparten en una cantidad mayor de unidades y al adquirir mayores
cantidades de los proveedores, obtiene mejores condiciones. Sin embargo no es
así: cualquier producto cuesta el doble o el triple en los lugares turísticos
que en las zonas alejadas de esos focos. Lo que trae como consecuencia que los
nativos están hasta las narices del puto turismo, que llena el centro de las
ciudades de tiendas de chuminadas y comida basura, todo a precio de oro. No es
que falle el principio de las economías de escala, sino que la codicia humana
no tiene límite.
Evaristo Torres Olivas
Belleza Pond´s
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