El mundo es una porquería. Del tamaño de una catedral
gótica. Te levantas por la mañana, dispuesto a empezar un nuevo día con energía
y con alegría tomando los cereales esos
de los anuncios, enchufas la radio para saber qué ha pasado en el mundo
mientras dormías, y a los cinco minutos
ya estás cabreado como un mono o como una mona, que no sé cuál de los dos se
cabrea más. Todo aquello que creías sólido se cae como un castillo de naipes, las casas que
construía Jesús Gil o el Real Zaragoza la temporada pasada.
Primero te enteras de que el Premio Nobel de la Paz, el del
yes, we can, es un cotilla de narices. Obama, la gran esperanza negra, quería
saber todos los secretos de Merkel, Hollande e incluso de Rajoy (que ya hace
falta ser cotilla). Nixon, por menos, tuvo que dimitir. Pero claro, en Estados Unidos lo que se hace fuera de sus
fronteras, ya sea bombardear un hotel donde se alojan periodistas o volarle la
cabeza a los enemigos de sus amigos dictadores en Sudamérica, y hacer que parezca
un accidente, no es delito. Watergate, malo, Operación Cóndor, bueno.
En segundo lugar, te enteras de que una infanta de España,
la hija de nuestro rey, firmaba contratos en los que se alquilaba a sí misma su
casa. Y con el dinero de una fundación, llenaba, supuestamente, las bodegas de
su chalé con vinos de Rioja. ¿Para qué ha servido que entre todos los
españoles, con nuestros impuestos, le pagáramos una buena educación en los
colegios más caros y prestigiosos?
Finalmente, escuchas
que un expresidente del Gobierno, de nombre Felipe González, crea una fundación
para estudiarse a sí mismo. Él la preside y su hija es la secretaria. Podría
haberle entregado todos sus archivos y fotos a una institución ya creada, la Fundación Pablo Iglesias, pero, claro, como esa la dirige Alfonso Guerra, habrá
pensado que su antiguo vicepresidente, como no se tragan, habría sido capaz de
pasar todos los documentos por la trituradora.
Ya ven, un presidente americano cotilla, una infanta
española que firma contratos en la que ella es arrendadora y arrendataria de su
propia casa, y un expresidente con un ego hipertrofiado. Los que deberían dar
ejemplo. Está todo muy negro.
La familia Obama se dirige a la misma del domingo. ¿Habrá confesado don Barack a su familia y al pastor de sus Iglesia que es un cotilla de tomo y lomo?
1 comentario:
Parece ser que han espiado hasta la intercesión del Espíritu Santo en la elección de Bergoglio como Papa. Y no se ha enterado ni dios.
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