“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 5 de noviembre de 2013

Intoxicación

Dos noticias, aparentemente sin relación, son las que me han inspirado para escribir esta columna. La primera, la reseña del nuevo libro del escritor Ian McEwan, en la que la protagonista “debe reclutar a un novelista para escribir odas al capitalismo occidental capaces de intoxicar la imaginación de sus conciudadanos británicos”. La segunda noticia la protagonizan un grupo de economistas de Fedea que han escrito un libro en el que, entre otras cosas, defienden “que los políticos ganan poco y los jóvenes demasiado”.
Cuenta McEwan que la idea de escribir la novela surgió cuando descubrió que a finales de los cuarenta, los cincuenta y parte de los sesenta "la CIA dedicó ingentes cantidades de dinero a difundir la cultura occidental, para convencer a los intelectuales de que Occidente era la mejor opción".
¿Y qué tienes eso que ver con los economistas de Fedea? ¿Es Fedea la Cía? No. Fedea es la Fundación de Estudios de Economía Aplicada.  En su web se define como “una fábrica de ideas” y afirman que su actividad “está basada en tres principios fundamentales: Investigación, influencia en la política económica y divulgación”. El currículum de los economistas que forman la fundación es impresionante: doctores formados en prestigiosas universidades, la mayoría estadounidenses, incluida la de Chicago (sí esa, la de Milton Friedman, ese gran economista, premio Nobel, que tanto ayudó a Augusto Pinochet y a otros dictadores sudamericanos).
Podría uno pensar que semejantes talentos producirán en su fábrica de ideas un pensamiento libre e independiente, al margen de cualquier poder político o empresarial. Pero la desilusión se produce cuando leemos la lista de los que ponen la pasta, lo que ellos llaman los patronos de la fundación. Y son estos:  Abengoa, Abertis, Santander Totta, BBVA, Sabadell, Banco de España, La Caixa, Banco Popular, Iberdrola, Bolsa de Madrid, Fundación Ramón Areces, BANKIA, Santander, Repsol, Corporación Financiera Alba, S.A., McKinsey&Company,Telefónica.
¿Esperaríamos de un estudio pagado por las grandes farmacéuticas que llegara a la conclusión de que los medicamentos son muy caros y que habría que potenciar los genéricos? ¿O que un grupo de expertos pagados por los productores de café nos recomendara que beber té es mucho mejor para la salud? Pues por la misma razón, los expertos patrocinados por la banca y la patronal nos dirán que en este país se trabaja poco y se gana mucho y que los únicos que se merecen cobrar siete veces más son los políticos. Sólo les ha faltado añadir que los políticos de derechas, que los otros son unos inútiles.
Como ven, lo que cuenta McEwan no está muy alejado de lo que pasa en España. Y en otros muchos países: intoxicar a la población para hacernos creer que el capitalismo es la mejor y única opción para nuestra felicidad.

Evaristo Torres Olivas

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