Reciamente turolense, pluralidad, apertura, libre de
servidumbres, enclave permanente de rigor, oasis de reflexión serena. Estas
bonitas palabras las pronunció doña Luisa Fernanda Rudi, presidenta de Aragón,
en la presentación del último número de la revista Turia. Carmen Pobo,
presidenta de la Diputación, habló de una iniciativa integradora, de ideas
claras y de tesón y rigor. En parecidos términos se expresó el teniente de alcalde Jesús
Fuertes. Biel, el que muele gordo, en esa ocasión actuaba de florero y no abrió
la boca en todo el acto. Afortunadamente.
Si las instituciones subvencionan una revista como Turia y
sus representantes celebran como
motivo de su éxito el pluralismo, el rigor,
la libertad, ¿por qué esas mismas personas no
piden lo mismo al Diario de Teruel, que también es subvencionado por las
instituciones públicas? Si Turia es
plural, el Diario es el órgano de propaganda del partido que manda en la
Diputación; si en Turia el rigor es la norma, en el Diario es la excepción. Si
en Turia colaboran escritores de primera fila, en el Diario escriben chapuceros
como Hugo Miquele, que no solo nos dejan
en menos de 30 líneas, como cagadas de mosca o boñigas de vaca, media docena de faltas de ortografía, sino
que desde la más absoluta ignorancia, semana tras semana, pretenden darnos
lecciones sobre economía, política, historia o sobre explotación de ganado de
la raza rasa aragonesa.
La única explicación que encuentro a esa contradicción es
que nuestros políticos no saben lo que dicen. Los llevan de un sitio para otro,
les escriben los discursos y los sueltan a la buena de Dios, como cuando a mí a
los once años me escribieron unos folios para que los leyera en una reunión del
colegio español en Canadá, a la que asistía el cónsul y alguna otra
“autoridad”: “Señor cónsul, señores
profesores, padres de los alumnos todos: yo también quiero, en nombre de mis compañeros ausentes por
falta de espacio, dirigir unas palabras de agradecimiento hacia todos aquellos que han hecho posible la
realización de esta institución”. Le seguían una ristra interminable de
alabanzas hueras, peloteo y gilipolleces. La mitad de las palabras no las
entendía, no sabía qué era una institución y lo de padres de los alumnos todos
me sonaba a cosa antigua. Pero yo tenía once años y el profesor y mis padres me
obligaron a hacer el chorras vestido con traje y corbata. Pero a estos,
políticos todos, nadie les obliga, sino que son ellos los que obligan a otros a que les lleven en coche oficial a propagar
su ignorancia por todos los pueblos, plazas, callejones y rincones.
1 comentario:
El ínclito Miquele al que usted cita en estas líneas de arriba decía no hace mucho en el Diario de Teruel que la recuperación económica de España llegará forzosamente de mano de las exportaciones (no voy a molestarme en citar la frase exacta porque el artículo era tan rematadamente malo que no merece la pena ir a sacar los papeles de la caja de encender la estufa).
Sin embargo, en el enlace que aquí le adjunto, el pobre Antoni Espasa ofrece algunas explicaciones acerca de la situación un tanto menos simplificadas.
Dos escrituras a elegir: Bic, Bic...Bic, Bic, Bic.
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