La columna de ayer debería haberse publicado hoy y ésta, ayer, pero como escribo las entradas según me surge la idea y después las programo, a veces pasan estas cosas. Pido disculpas.
En la contraportada del Diario de Teruel del domingo, 3 de noviembre, se publica una entrevista a Marcelino Iglesias. Pero no al Marcelino padre, monitor de esquí que fue presidente de Aragón y ahora senador, sino a Marcelino hijo, también monitor de esquí y alcalde de Bonansa.
En la contraportada del Diario de Teruel del domingo, 3 de noviembre, se publica una entrevista a Marcelino Iglesias. Pero no al Marcelino padre, monitor de esquí que fue presidente de Aragón y ahora senador, sino a Marcelino hijo, también monitor de esquí y alcalde de Bonansa.
Bonansa es un pueblo con pocos habitantes—no llegan a cien—,
más o menos los mismos que tiene La Cerollera, otro pueblo cuna de grandes
políticos y censores como Antonio Arrufat. Desde la alcaldía de Bonansa, Marcelino padre dio
el salto a la Diputación de Huesca y de ahí a la presidencia de Aragón. Y como
buen padre, ha querido que su hijo siguiera su trayectoria: nada de estudiar
una carrera o un oficio, sino
hacerse monitor de esquí, que es la
mejor preparación para ser un buen político. En el esquí se aprende a sortear
obstáculos, tener un buen juego de cintura y codearse con mucho pijerío (aunque
el esquí se ha democratizado un poco en los últimos años, sigue siendo una
actividad de pijos). La prueba de que
ser monitor de esquí abre muchas puertas la tenemos en que Marcelino junior, con apenas experiencia
en política, acaba de ser nombrado secretario general de la Asociación Española
de Municipios y Entidades de Montaña. Estoy convencido de que Marcelino senior
no ha tenido ninguna influencia en todo
esto, salvo la de transmitir los genes a su hijo. Quienes han elegido al chico
lo habrán hecho porque han visto que el
retoño es monitor de esquí y eso es mayor garantía que tener un doctorado de
Harvard o de la London School of Economics, y por tener los genes de un político de raza.
Lo de los genes y la raza es algo muy importante y eso lo
saben perfectamente los veterinarios que se dedican a mejorar las
razas de caballos, perros, toros y otros
animales. No es lo mismo ser un descendiente de Rin tin tin (lo digo sin
retintín), Furia, Islero o la mona Chita que de cualquier bicho sin pedigrí. Lo
que me ya me cuesta entender es por qué la mujer de Marcelino padre y madre de
Marcelino hijo es el cargo de confianza que más cobra en la Diputación de
Huesca. Y aunque seguro que tampoco ha tenido nada que ver su marido en tal
elección, no me consta que sea monitora de esquí y, hasta donde alcanzan mis
conocimientos de biología, los genes se transmiten de padres a hijos pero no de
maridos a esposas. Quizás no esté al día en genética.
1 comentario:
Los resultados -hablamos de la capacidad de supervivencia de la clase política- son espectaculares. Vean:
http://www.youtube.com/watch?v=Oq2qwTLJcp4
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