Enviado al Diario de Teruel y no publicado
Hace años, más de cinco, publiqué en este diario una carta al director en la que señalaba que la panadería y pastelería Sanz anunciaba su trenza mudéjar con un cartel en el escaparate. En siete idiomas; y ni siquiera en uno solo estaba bien escrito. Algunos eran auténticos disparates. Unos días después, los responsables del negocio, con buen criterio, encargaron un nuevo cartel, mucho más bonito y perfectamente escrito en los siete idiomas.
Hace años, más de cinco, publiqué en este diario una carta al director en la que señalaba que la panadería y pastelería Sanz anunciaba su trenza mudéjar con un cartel en el escaparate. En siete idiomas; y ni siquiera en uno solo estaba bien escrito. Algunos eran auténticos disparates. Unos días después, los responsables del negocio, con buen criterio, encargaron un nuevo cartel, mucho más bonito y perfectamente escrito en los siete idiomas.
Estos días estoy en el Hospital Obispo Polanco cuidando a un
familiar. Muchas horas de aburrimiento. Y muchos paseos por los pasillos. En
otras ocasiones, he comentado las cosas que se hacen bien en este hospital.
Buen trato, personal amable, buenos profesionales, en un edificio viejo que necesita urgentemente
ser sustituido por otro más moderno. Hoy voy a hablar de algo imperdonable, que
demuestra desidia y que con unos cientos de euros se podría solucionar. Los
carteles, la señalización en el interior del edificio. En cada planta hay carteles que indican la especialidad y el
cuadro médico adscrito a ese servicio. No hay uniformidad. En unos casos la
especialidad está escrita en mayúsculas y en otros en minúsculas. En unos casos,
en las mayúsculas no se ponen las
tildes, en otros sí. Lo mismo sucede con los nombres y apellidos de los
médicos. En la segunda planta, en cirugía, todos los acentos están
perfectamente colocados. En traumatología, no han colocado ninguno. En cuidados
intensivos han optado por la técnica mixta: en algunos nombres han puesto tildes
y en otros no. El resto de las plantas y especialidades no están mucho mejor.
En el rellano de las plantas, cerca de los ascensores, también hay unos
carteles que indican si son de uso público o privado. El cartel dice,
textualmente: Ascensor de Uso Público. No son necesarias tantas mayúsculas. En
el cartel del vestíbulo de la entrada principal, donde se indican todos los servicios,
también faltan algunas tildes.
Es intolerable que
una empresa que se dedica a las señalizaciones no tenga personas que conozcan
las reglas ortográficas de nuestro idioma, pero todavía lo es más que los
responsables del hospital ni siquiera se percaten de semejante chapuza. Cuesta
dos horas y cuatro perras solucionarlo. No sé si ayudaría a promocionar la marca Teruel, pero sí
contribuiría a cuidar nuestro idioma.
Tampoco sería mala idea cambiarle el nombre al hospital. Un centro público no necesita un nombre de obispo
2 comentarios:
Pero vamos a ver, Evaristo, que parece que estás tonto… Si los periodistas del DDT, que son de Letras, escriben “quinceava” en vez de “decimoquinta” Feria de Orihuela del Tremedal, ¿cómo quieres tú que los médicos, que son de Ciencias, pongan los acentos en su lugar correspondiente?
Escribir los carteles en un hospital no es responsabilidad de los médicos; bastante tienen con diagnosticar las enfermedades y curar a los enfermos. Por otra parte, si yo fuera médico y alguien escribiera mal mi nombre, pediría que se corrigiese. En cuanto a algunos periodistas del DdT, su nivel es tan bajo que no solamente no son de letras sino que son iletrados.
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