“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 21 de mayo de 2013

Grullas, avetoros, sapos pintojos y personas

La pasada semana envié una carta al director del Diario de Teruel. Era muy extensa, más de 7500 caracteres. Me contestó y me pidió que la redujera a no más de 3200. Tras la poda, fue publicada el pasado sábado. Incluyo en esta entrada la versión publicada y a continuación la larga, la de los 7500 caracteres.

El avetoro y las personas
En días pasados se han celebrado en Cella y en Villarquemado dos reuniones de la Plataforma contra la laguna del Cañizar.  Sería simplificar y faltar a la verdad decir que se oponen a la laguna los agricultores, cazadores y ganaderos y que la defienden los políticos de los ayuntamientos de Villarquemado y Cella. El asunto es mucho más complicado. Yo no pertenezco  a ninguna de esas profesiones o actividades. Me gusta que se recuperen  espacios, me gusta que haya agua, vida, plantas, animales, que se “asilvestre”  el territorio. Y también me gusta que mi pueblo sea conocido, que podamos atraer a los amantes del paisaje y de la naturaleza. Pero también quiero que mi pueblo,  además de grullas, avetoros y sapos pintojos, tenga personas que se ganen la vida decentemente. No quiero que el hombre expulse  a las grullas pero tampoco que las grullas expulsen al hombre. Encontrar el equilibrio.  Eso que ha faltado hasta la fecha. Los impulsores de la laguna han adolecido de arrogancia y de soberbia. Y de delirios de grandeza: una y otra vez han repetido que el Cañizar es el segundo humedal de agua dulce más extenso del interior de la Península Ibérica. Parece ser que esa ha sido una de las obsesiones de los impulsores, el tamaño.  Cualquier proyecto necesita un estudio de viabilidad, de puntos fuertes, debilidades, amenazas, oportunidades. Y, sobre todo,  se necesita información. Para aclarar las dudas y superar los miedos. Si esto sirve para cualquier proyecto, es más necesario  cuando afecta  al ámbito rural, donde los sentimientos, con frecuencia, tienen más importancia que los argumentos racionales. Muchos piensan que si los antepasados decidieron desecar la laguna, por algo sería. Contestar a estas preocupaciones  es una obligación de los promotores de la laguna. Y deben contestar expertos, no cualquier cantamañanas. Hasta la fecha, la información ha sido insuficiente. A superar la actual situación de enfrentamiento no contribuye el artículo de los biólogos Cristian Pérez-Granados  y Eva Serrano (Diario de Teruel, 11 de mayo de 2013).  Demuestran muy poca sensibilidad cuando afirman que “por el beneficio  de unos pocos, se pone en peligro a especies catalogadas en peligro de extinción”. Tampoco han estado muy acertados al lanzar una recogida de firmas en internet. Nadie con un mínimo de sensibilidad se va a oponer a la recuperación de un humedal. Salvo que viva en el lugar y sienta que su medio de vida se ve amenazado.  Mucho más acertado ha estado, en mi opinión, don Francisco A. Comín, profesor de investigación  del Instituto Pirenaico de Ecología.  En su artículo, Humedales, signos de progreso (Diario de Teruel, jueves, 16 de mayo de 2013) escribe que “el caso de la Laguna del Cañizar es un claro ejemplo de una recuperación ambiental no bien hecha, porque ha suscitado una gran controversia, no aporta económicamente de forma equitativa en la sociedad, y no está basada en unos conceptos científicos y métodos técnicos contrastados”.  Es hora de que las personas sensatas, de una y otra parte, junto con expertos, se pongan a buscar soluciones  que beneficien a todos. Es posible.

Evaristo Torres Olivas
 
La laguna del Cañizar, el avetoro, las grullas y las personas
En días pasados se han celebrado en Cella y en mi pueblo, Villarquemado, dos reuniones de la plataforma creada recientemente contra la laguna del Cañizar. El enfrentamiento entre partidarios y detractores no es nuevo. Data desde el mismo momento en que se removió la primera paletada de tierra. Pero hasta hace unos días, la oposición a la laguna no contaba con una estructura organizada.  Sería simplificar y faltar a la verdad decir que se oponen a la laguna los agricultores, cazadores y ganaderos y que la defienden los políticos de los ayuntamientos de Villarquemado y Cella. También sería faltar a la verdad si se afirmara que estar en uno u otro lado se debe a razones partidistas: en Cella gobierna el PP con mayoría y en Villarquemado el PSOE, también con mayoría; en Cella el PSOE también es partidario de la laguna y en Villarquemado el PP es contrario. Pero en Santa Eulalia del Campo, el alcalde del PSOE es uno de los mayores detractores. Es decir, que el asunto es mucho más complicado que un enfrentamiento entre partidos o entre agricultores, ganaderos, cazadores por un lado  y políticos por otro. Yo no pertenezco  a ninguna de esas profesiones o actividades. Lo que diga en las siguientes líneas es lo que pienso y no la defensa de un interés personal. Yo he sido defensor de la laguna desde que supe de su existencia. Me gusta que se recuperen  espacios, me gusta que haya agua, vida, plantas, animales, que se “asilvestre” (rewilding, palabra muy de moda)  el territorio. Y también me gusta que mi pueblo sea conocido, que a falta de monumentos, podamos atraer a los amantes del paisaje y de la naturaleza. Pero también quiero que mi pueblo además de grullas, avetoros y sapos pintojos, tenga personas, que la gente se quede en el pueblo porque en él se pueden ganar la vida. En Teruel somos pocos, más o menos los mismos habitantes que grullas visitan Gallocanta cada año. No quiero que el hombre expulse  a las grullas pero tampoco que las grullas expulsen al hombre. Encontrar el equilibrio.  Eso que ha faltado hasta la fecha. La prueba de que las cosas no se han hecho bien es que a las reuniones convocadas por la plataforma contra la laguna, en Cella y Villarquemado,  acudieron más de cuatrocientas personas en total; un concurrencia muy superior a lo que es habitual por estos lares. Y muy superior a la que ha sido capaz de reunir la Fundación Laguna del Cañizar, que es la que agrupa a los ayuntamientos de Cella y Villarquemado. En ambas organizaciones hay gente muy sensata, con argumentos tanto a favor como en contra de la laguna. Y en ambas también hay gente radical, intransigente, que se cree que sus argumentos son los únicos válidos. Si los sensatos de una y otra parte son capaces de juntarse y hablar serenamente, tal vez se pueda llegar a acuerdos. Porque los intereses de unos y de otros no son incompatibles. Los impulsores de la laguna han adolecido de arrogancia y de soberbia. Y de delirios de grandeza: una y otra vez han repetido que el Cañizar es el segundo humedal de agua dulce más extenso del interior de la Península Ibérica. Parece ser que esa ha sido una de las obsesiones de los impulsores, el tamaño. Como los yanquis,  que quieren tener el puente más largo y el rascacielos más alto del mundo y la hamburguesa más gorda. Lo de burro grande aunque no ande, no es siempre la mejor solución.  Cualquier proyecto, ya sea recuperar un humedal, montar una granja de avestruces o un aeropuerto en Castellón, necesita un estudio de viabilidad, de financiación, de rentabilidad económica, social, de impacto ambiental,  puntos fuertes, debilidades, amenazas, oportunidades (la matriz del Boston Consulting Group, eso que te enseñan en las escuelas de negocios, aunque sean de cuarta fila). Y, sobre todo,  se necesita mucha información de calidad a la población afectada. Para aclarar las dudas y superar los miedos. Si esto sirve para cualquier proyecto, es más necesario  cuando afecta  al ámbito rural, donde los sentimientos, con frecuencia, tienen más importancia que lo racional. En los pueblos estamos más apegados al paisaje, a las tradiciones, a los mitos, a las leyendas. Muchos piensan que si los antepasados, que no eran tontos, decidieron desecar la laguna, por algo sería. Si las aguas estancadas fueron fuente de paludismo (las famosas “tercianas”), ¿quién asegura que no se volverá a repetir? Otros se preguntan que si ahora tienen unos ingresos con el cultivo de sus tierras, ¿quién les asegura que, cuando esté la laguna a pleno rendimiento, van a obtener los mismos ingresos? Y los ganaderos se preguntan qué restricciones les pondrán a sus explotaciones o qué nuevas enfermedades tendrán sus animales;  y los cazadores, qué prohibiciones y limitaciones al ejercicio de su deporte, afición o como se quiera llamar. Contestar a estas preocupaciones de la gente es una obligación de los promotores de la laguna. Y deben contestar expertos, no cualquier cantamañanas. Hasta la fecha, la información dada por los promotores ha sido insuficiente. Da la sensación de que han pensado que primero hacen la laguna y después ya irán solucionando sobre la marcha los problemas que surjan. Es la misma chapuza que la de hacer un aeropuerto y después ya se verá cómo se llena de aviones. A superar la actual situación de enfrentamiento no contribuyen los artículos de los biólogos Cristian Pérez-Granados  y Eva Serrano (Diario de Teruel, 11 de mayo de 2013). Ellos, que viven en  la ciudad y vienen a ver los bichos los fines de semana, demuestran muy poca sensibilidad cuando afirman que “por el beneficio  de unos pocos, se pone en peligro a especies catalogadas en peligro de extinción”. Han de saber que en Teruel, se haga lo que se haga, siempre seremos unos pocos. Cuatro gatos. Una provincia con una población envejecida, con pueblos en los que nunca pasa nada porque no hay gente. Tampoco han estado muy acertados al lanzar una recogida de firmas en internet. Es jugar sucio. Nadie con un mínimo de sensibilidad se va a oponer a la recuperación de un humedal. Como nadie tampoco se opondría a que haya un centro de recogida y cuidado de perros abandonados. Salvo que el centro lo pongan enfrente de tu casa y tengas que escuchar los ladridos a todas horas. Tal vez, antes de criticar, deberían hablar con la gente del pueblo, indagar sobre los motivos por los que se oponen, preguntar qué información han recibido los habitantes sobre la laguna. Seguramente, después de informarse,  propondrían una ZEPA (zona de especial protección para las aves)  y otra zona especial de protección para las personas que vivimos en los pueblos de Teruel. Porque somos una especie en peligro de extinción. Mucho más acertado ha estado, en mi opinión, don Francisco A. Comín, profesor de investigación  del Instituto Pirenaico de Ecología, perteneciente al CSIC.  En su artículo, Humedales, signos de progreso (Diario de Teruel, jueves, 16 de mayo de 2013) escribe que “el caso de la Laguna del Cañizar es un claro ejemplo de una recuperación ambiental no bien hecha, porque ha suscitado una gran controversia, no aporta económicamente de forma equitativa en la sociedad, y no está basada en unos conceptos científicos y métodos técnicos contrastados”.  Es hora de que las personas sensatas, de una y otra parte, junto con expertos, se pongan a buscar soluciones  que beneficien a todos: personas y pájaros, a los que viven en los pueblos y a los que nos visitan de las ciudades, a biólogos y agricultores, a ganaderos y a cazadores.
Evaristo Torres Olivas

 

5 comentarios:

Antonio dijo...

Hola Evaristo, tienes toda la razon, excepto en apoyar el articulo de Francisco Comin, pues para mí tiene un trasfondo politico, que ya aclarará el autor cuando lo considere oportuno. No es la persona más indicada para hablar de polemicas, ya que es capaz de crearlas, el mismo contra todo el mundo, en cuanto a la restauración de humedales, si buscas por internet se presenta como un gran teórico, quizá una de las personas mejor preparadas del mundo. Pero la teoria y la ciencia, en ocasiones estan reñidas con la realidad y este es su problema, en la mayoria de los casos practicos, los resultados no llegan ni de lejos a ajustarse a la teoria.

Anónimo dijo...

Francisco A.(Paco) Comín estudio el bachiller elemental en el colegio La Salle de Teruel (en los años 1963-67) donde tenía a su tío, el hermano Antonio, trabajando. Es natural de Obón- Estercuel. Era de mi curso. Un chaval muy normal. Muy buen amigo mío.Desde entonces no he tenido contacto con él.

Anónimo dijo...

El planeta debe ser "devuelto" a la Naturaleza y la especie humana debe aprender a vivir en la mayor armonía con la misma. Por el bien de todos los organismos vivos que pisamos este mundo.

Dicho esto, y aplicado al caso de la Laguna del Cañizar, pienso que debe garantizarse la existencia y protección de la Laguna. Esto puede ser compatible con la mayor parte de las explotaciones agrícolas o ganaderas, siempre y cuando se ponga voluntad por ambas partes. Al fin y al cabo se trata de saber convivir y, así, salir todo el mundo beneficiado.

Ahora bien, lo que ya no veo es que en esto tengan parte los cazadores. Son personas, son vecinos y en calidad de tales tienen el mismo derecho que cualquiera a opinar o a defender sus posturas, pero tiene delito que el disfrute de una "afición" que consiste en matar a otros animales por diversión, por capricho, por pasar el rato, pudiera llegar a tener algún peso ante la recuperación de un humedal de la enjundia de la Laguna del Cañizar, con todos los beneficios de distinta índole que ello conlleva.
Esto sería como si el colectivo de senderistas se opusiera a que pongan un hospital público a la salida de su población justo por donde ellos realizan sus marchas... .Con la diferencia, claro está, que los senderistas, con su afición, con su pasatiempo, no revientan animales a tiros.

Santiago, de Huesa dijo...

Vaya, de nuevo un artículo tuyo en el Diario de Teruel. Mientras no te metas en política...

Saludos y pronta recuperación.

Anónimo dijo...

Hola Evaristo, este texto se lo he enviado al Subdirector del diario de Teruel, a su correo Email.
Te lo envío para que lo leas, no lo publiques si no lo ves oportuno.
El “tema de censura” del diario, se que lo tienes muy presente.
La noticia, es de tu pueblo.

Sr. Juanjo Francisco: como Subdirector del diario “LUCHA DE TERUEL” (bien podría volverse a llamar así debido a la pluralidad en publicar noticias), permítame recordarle, que si de interés es la llegada de la Dula de la Laguna del Canizar a Villarquemado, con alabados sean sus cien ecuestres (publicado en el diario el lunes 17), bien podría haberlo sido también la concentración de 200 de sus vecinos “frente” al Ayuntamiento, comprendo que desconozca los motivos y hasta que como periodista la noticia.

Digo los motivos, porque de no ser así, su articulo en la contraportada del mismo día lunes, no se publicaría como “La Columna”, comprendería que pudiese estar mejor encuadrado en los de “Opinión”. Opinión que todo profesional la obtiene de datos documentados.

Digo la noticia, porque también soy de un pueblo “no bonito”, llevamos los mismos años por este Jiloca, y desde las tractoradas porque nos quitaban la azucarera de Santa Eulalia, no he visto tan motivados a sus “lugareños”.

También entonces nos decían que “nos apegábamos a nuestra tierra, a nuestros animales estabulados, no entendíamos lo de “nichos de mercado”, que solo pensábamos en la capacidad de almacenaje de nuestros bolsillos”.

TAMBIEN ENTONCES LAS CONCENTRACIONES NO SE PUBLICABAN EN EL DIARIO DE TERUEL. Yo desconozco los motivos y usted?