La cultura y la educación de la concejala

Aquí va la tercera entrega, de momento, sobre nuestra soprano y concejala de Cultura y Educación,  María del Carmen Muñoz. En la porquería de artículo que publicó en el Diario de Teruel y en otros medios de la provincia, acusaba a la izquierda de ser maleducada e insultadora. Se preguntaba: “Insultar a los votantes del PP abiertamente o a los responsables del partido, ¿eso es Cultura?”.  Y añadía que en  la derecha “no utilizamos el insulto para desprestigiar a los demás sino que nuestra arma es el diálogo y lo digo totalmente convencida de que hablando se entiende la gente”.  Entre los grandes de la cultura española citaba a Bertín Osborne, Fran Rivera, y Rafael García Serrano, quien, según doña Maricarmen, “por pertenecer a la Falange se quedó en el baúl de los recuerdos”.  García Serrano fue un periodista y escritor muy fanático. Abro al azar su libro de artículos titulado El pino volador y leo qué pensaba este señor de la República: “Por primera vez, una cuadrilla de gangsters se había adueñado de los resortes del poder en una nación civilizada”. Y también: “Orgía política presidida por Azaña”. Tampoco era muy amigo de la democracia el buen hombre: “La selva democrática olía a carroña, a prostíbulo, a cuartel rojo. Las tiorras vociferaban: “Hijos sí; maridos, no”. Pero en cualquier caso, este grito aún resultaba pudoroso, porque en la realidad las tiorras procuraban evitar los hijos de acuerdo con su especial cultura en ciertos temas”. Todo el libro sigue el mismo estilo “educado” y “dialogante”.  Y como lo bueno de la derecha se transmite de padres a hijos, el hijo de don Rafael, Eduardo, periodista ultraderechista del grupo Intereconomía, también es un ejemplo de educación y caballerosidad. A Antonio Gala lo llamó “maricona vieja”; a Pedro Zerolo, “maricón” a  secas. Y de una consejera de Sanidad del Gobierno catalán, Marina Geli, opinó con mucha cortesía que es “guarra, puerca y zorra”.  Si la señora Muñoz admira a personajes que tienen esas ideas sobre la democracia y ese respeto a las personas, me cuesta entender cómo los concejales de IU y CHA en el ayuntamiento no han pedido su dimisión. Un ayuntamiento democrático no puede tener una concejala de Cultura y Educación tan ignorante o, en caso de conocer la obra de García Serrano, ponerlo como “referente cultural”.

Evaristo Torres Olivas